lunes, 12 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 24 - Su vida en solitario

Y no volvieron a verse. El tiempo había transcurrido; terminó el curso y Linda volvió a casa, a una casa que antes estaba formada por tres personas, y en la que ahora sólo había una, además de ella cuando fuera a visitar a su madre.

Alexa no volvió a sacar el tema Cedric, y su hija tampoco hizo mención a nada ni a nadie. Estuvo solamente un día con su madre, y otro con el padre, trás comentar a ambos que Pierre la había invitado a pasar las vacaciones en Francia, y ella había aceptado.  Ya era mayor de edad y tomaba sus propias decisiones.

Y ese fue el momento en que Alexa tomó la decisión de cambiar de escenario, tal y como había pensado.  Volvería a Bristol y allí se instalaría.  Se lo comentó a Stephan, pero nada dijo a su hija. En cualquier llamada lo haría.  Y así volvió a tomar el avión y retornó  a la que sería su nueva ciudad.

Hizo del hotel su hogar, mientras encontrara algún apartamento económico y sin grandes lujos; que estuviera amueblado:  no tenía ánimos para embarcarse en compras de trastos.  Mejor si de lo daban hecho.  Se  desplazó a la zona del puerto porque allí era más fácil encontrar algún piso o casita barata.  Y tras muchas visitas con la agente inmobiliaria, por fín encontró lo que deseaba: a las afueras de Bristol, pero cerca del puerto deportivo.

El paso siguiente sería encontrar un trabajo.  Había rechazado de plano la pensión que le ofreciera Stephan.  No se creía merecedora de ello.   Aún era joven y podía trabajar, además de que la serviría de distracción.  Pero no tenía un título específico; si mucha experiencia en el bufete del que fuera su marido, pero no figuraba en su curriculum.  Llamó a Stepahn para decirle que ya estaba instalada y que a partir de ese momento cada vez que se conectasen lo haría desde su casa.  Le comentó de pasada lo del trabajo,.

- Ahora toca trabajar, pero creo que no me va a ser fácil
-¿ Por qué dices eso?
- Pues porque no tengo titulación de nada. Así que es muy probable que termine de camarera en cualquier bar o pub.  Tampoco me importa:  Es un trabajo como otro cualquiera.  El caso es hacer algo
- Alexa, por favor, acepta mi ayuda
-Ya lo hemos discutido bastante.  Ni lo menciones siquiera
- Pues déjame,  al menos,  que te facilite el trabajo.  En Bristol tiene el bufete un compañero mio de universidad y tenemos un trato frecuente.  Tu estás muy capacitada para trabajar en él.  Permiteme, al menos, que te recomiende


Refunfuñando un poco, Alexa aceptó.  Volverían a hablar esa misma noche.  Stephan la llamó para decirla que al día siguiente, tendría una entrevista con su amigo, y que había aceptado admitirla en el trabajo

- Precisamente estaba buscando un pasante, así que me vendrá muy bien ese refuerzo.- le había comentado a Stephan atendiendo la llamada de él y su petición en favor de Alexa

Y la entrevista resultó interesante y aceptada  su solicitud.  Comenzó a trabajar dos días después, y el sueldo que percibiría  sin ser excesivo, si la permitiría vivir desahogadamente.

Se puso en contacto con su hija, y le puso al corriente de las noticias.  Parecía que Linda estaba contenta y se estaba divirtiendo en Francia.

Al punto de finalizar las vacaciones, anunció a sus padres que se quedaba a vivir en Paris.  Que le gustaba la vida más abierta que en Inglaterra y que también le gustaba Pierre y su familia, que la habían acogido como a una más de ellos.

-Pero ¿ los estudios ? - la reclamaron el padre y la madre por separado
- No hay problema: me he matriculado en La Sorbona.  Viviremos en Paris

Vivirían en Paris. No hizo más comentarios, pero habían deducido que vivirian juntos, y eso significaría que ... ¿ se había enamorado, al fin . de Pierre?  Había comentado que la vida allí era más abierta, y pudiera ser que no significara amor, sino camaradería.  Una vez más tendría que esperar a ver si se despejaban las incógnitas.


Lejos de alegrarse, fue un mazazo para Alexa.  Ahora que lo había perdido todo, ella había elegido a otro hombre que no era Cedric.  Y le vino a la memoria, lo que en la despedida, él la dijo " Tu hija es una niña malcriada..."

Se había desterrado ella misma renunciando al gran amor de su vida, por Linda, y ahora resultaba que  había elegido a su propio amor.  Pero ella había perdido al suyo.  No podía acudir a él.  Había pasado demasiado tiempo y posiblemente él tendría otro rumbo distinto al que ella marcara. Sentía fatiga de todo, de sus fracasos , de los creados por la vida y por ella misma.  No tenía interés por nada. Vivía el día a día sin interés alguno. y algo insólito comenzó a tomar fuerza en su corazón:  Su madre.

Desde que la perdiera, no se había acordado de ella.  Era demasiado pequeña cuando murió, pero ahora, precisamente ahora, cuando ya era una mujer que comenzaba a ser madura, la echaba de menos y le hubiera gustado tenerla cerca, compartir con ella sus fracasos y sus infelicidades.  No sentía el menor estímulo por vivir, y poco a poco la depresión volvía intermitentemente.  Estaba sola en Bristol y no podía quejarse ni comentar con nadie su desinterés por la vida.  Sería como alguien que vive porque no tiene más remedio, pero esperaba que pronto pudiera descansar de una vez..

 Los meses corrían y el Otoño, de nuevo hizo acto de presencia.  Los Arces comenzaron a ponerse amarillos y la melancolía comenzaba una vez más, a abrirse paso en su  estado de ánimo. Llovía y el tiempo empezaba  a ser desapacible.  Tendría que abandonar sus paseos hasta el espigón del puerto deportivo, que casi era lo único que la entretenía. Deseaba estar en casa el menor tiempo posible, porque estando en ella, la cabeza pensaba y pensaba y se volvería loca si continuaba así. Algunas veces descolgaba el teléfono para charlar un poco con Coralyn o Stephan, las únicas voces amigas y queridas con las que contaba.


  Otras veces, marcaba el número de Cedric, pero una voz automática le anunciaba que ese número no existía.  Había dado de baja ese número; sin embargo ella lo conservaba por ser eso:  de él, y haber hablado por ese número.  Lo conservaría porque sería lo único que le uniese a Cedric.

Y los árboles se vistieron totalmente de amarillo, pero algunas de sus ramas comenzaban a ser rojizas, señal inequívoca de que el invierno entraría no tardando mucho.  Y con el invierno, las fiestas más tristes para ella, especialmente en ese año en soledad.

  Comenzaban los preparativos en los comercios y en la televisión anunciando que en unos días, estaría la  Navidad en todas las casas, menos en la de ella. Esa noche se iría a la cama temprano y tomaría una pastilla para poder dormir y no escuchar nada de la algarabía con los cánticos de esas fechas, que  llegaban hasta su casa.  Recordaba otras navidades, que nunca fueron excesivamente alegres, motivadas posiblemente por sus melancolías.  Pero cuando Linda llegó al mundo, cambió su perspectiva, e invitaban a amigos , y se sentaban a la mesa con ellos, y eran más alegres.

Mientras paseaba por el club naútico y aún quedaban restos de nieve en las calles vio venir de lejos un coche grande, potente, que paró frente al pub de Willy, y de él, se bajó una pareja rápidamente.  No llevaban abrigo, por lo que el hombre abrazó por los hombros a la chica que iba a su lado para entrar a toda velocidad en el pub, para evitar el frío que reinaba en la calle.


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