sábado, 3 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 5 - Cita a ciegas

Y llegó ese viernes por la noche, y hasta la casa de Cassandra llegaron tres personas  para recoger a Alexa:  Susan, Anthony, su novio y,   Cedric, compañero en el hospital de Anthony. No imaginaba Susan , la sorpresa que iba a producirse en el rostro de Alexa cuando les viera, algo que ocurrió al momento de haber llegado.

Cuando entró en la sala en donde Cassie recibia a sus visitas, Alexa vio una silueta de un hombre alto, pero no podía imaginar de quién se trataba, de saberlo hubiera dado media vuelta y se hubiera marchado de allí.  Fue Susan la que le abrió la puerta respondiendo a su llamada, y quién hizo las correspondientes presentaciones.


Ven querida,voy a presentarte.  Anthony y Cedric- Alexa no sabía cómo responder y pensó:

- Muho gusto- y extendió su brazo para estrechar las manos que se le tendían

Cuando llegó hasta Cedric, la crispación de su rostro era visible.  A pesar de haberle visto muy de pasada, recordó que fue el médico que la reconoció la noche de su denuncia. ¿ Cómo no recordarle ?
El la miraba fijamente con una ligera sonrisa, pero no hizo alusión a su primer encuentro, pero sí cuando la vio en la cafetería junto a Lucy, y así se lo hizo notar

- Creo que ya nos hemos visto antes - dijo con una amplia sonrisa que dejó a Alexa con el corazón encogido, pensando que iba a mencionar su presencia en la comisaría. De sobra conocería sus circunstancias, pero eran recuerdos amargos que no quería recordar ni que se los recordaran
- ¿ Dices que ya nos habíamos visto antes ?
- Si,    fue en una cafetería y estabas con una amiga. Pero veo que se te ha olvidado

Agradeció desde el fondo de su corazón que se refiriese únicamente a aquel encuentro y no al otro.  A pesar del tiempo transcurrido se moría de la vergüenza ante él.  Quizá lo supiera o le hubiera advertido Susan, el caso es que pasó inadvertido para el resto:  compartían una confidencia.  Y entonces, se fijó más en su rostro.  Le recordaba débilmente de aquella noche, y fue sólo un momento cuando él la explicó que todo estaba en orden a pesar del suceso.


Comprobó que era amable, discreto y muy guapo. O probablemente se lo pareciera a ella por haber sido prudente.  Si surgiera la conversación se lo explicaría.   ¿Debía hacerlo ? o no.  A nadie le importaba lo que ella pudiera sentir.
Cortesmente le abrió la puerta de su coche, que al ser más grande que el de Anthony, irían más cómodos.  Se dirigieron a un restaurante en el que Cedric había reservado mesa para cuatro.  De vez en cuando, y a hurtadillas la miraba, pero ella llevaba la vista fija en el salpicadero  No hablaba mucho, al contrario que Susan y Anthony que no paraban de hablar y reir,

Durante la cena, Alexa se relajó bastante.  Quizá fuera porque la charla de Cedric era amena y divertida, contando junto con Anthony anécdotas que les ocurrían a diario en el hospital. Y por primera vez en mucho tiempo, rió con ganas y le miró con otros ojos, olvidando la primera vez que se conocieron.  No narraban nada escabroso que denigrase a algún paciente, sino de ellos mismos cuando fueron alumnos de algún gurú de la medicina, al acabar su carrera.
 Después de cenar, decidieron ir a una discoteca.  La noche se desarrollaba de una manera increíble, y los cuatro estuvieron de acuerdo en ello.
¿ Cuanto tiempo hacia que Alexa no se divertía ?  Demasiado , Incluso antes de surgir los problemas con su marido, ya no salían a penas de casa.  Se le había olvidado lo que era una diversión propia de su edad.
Ya era de madrugada cuando decidieron dar por terminada la velada, con la condición de que la repetirían siempre que tuvieran una ocasión.  Alexa, en el fondo, sintió que se terminara  la reunión;.  Al final de todo se había sentido a gusto con ellos.  Estaba dispuesta a repetir la experiencia.

Cedric dejo en casa a Alexa, pero antes de despedirse, ella le agradeció su discreción:

- No tienes nada que agradecerme. Eso quedó entre paciente y médico.  Jamás se me ocurriría comentar nada referente a aquella noche, ni siquiera con mis compañeros. Comprendí que eran recuerdos dolorosos, por eso hice sólo mención a nuestro encuentro en la cafetería
-¡ Ahora lo recuerdo ! Nos mirabas con mucha insistencia, algo que nos extrañó
- Te miraba a tí. Te reconocí nada más verte.  Me causaste un gran impacto, por eso en cuanto Susan comentó la cita de hoy la dije que sí.
¿ Has conseguido olvidar a tu chica?
- ¿ A mi chica ? ¡ No tengo ninguna chica !
- Lo siento.  Susan dijo que lo estabas pasando mal por ...
- Ah ya.  Susan no tiene ni idea . Efectivamente hay una chica, pero en este momento la tengo frente a mi.  Tú eras esa chica
- Me estás tomando el pelo - dijo ella riendo
- En absoluto.  Es algo muy serio para tomarlo a broma.  Me gustas mucho, en serio.  Pero no debes hacer demasiado caso de lo que otros te digan
- Siento haber sido tan indiscreta.  Eres muy educado y sé que lo que me dices es pura cortesía
-¿ Es eso lo que crees?  Deseo que seamos amigos y que la cena de esta noche se repita, con frecuencia a ser posible.  A pesar de que yo tengo una profesión con la que los días libres  son pocos, pero nos arreglaremos.  Contando con que desees volver a salir conmigo nuevamente
- ¿ Me estás pidiendo una cita ?

¿ Es esto una cita ¿ Pues entonces si, te la estoy pidiendo. ¿ Quieres darme tu número de teléfono?

 No supo, por qué, pero se lo dio.  Se había hecho la promesa de no volver a tener nada con otro hombre, pero esa noche saltaron por los aires todos los planes que se había hecho. No lo hizo, pero no hubiera rechazado un beso que él la hubiese dado.  Estaba segura que si volvía a llamarla, le diría que sí.  La impresión que tenía de él era inmejorable, pero aún,  en algún lugar escondido,  de su cabeza, asomaba la duda por su experiencia pasada con Aidan.

Él la miró fijamente y tomando su mano, la dio un beso en el dorso, y espero galante a que ella entrara en su casa.  Después de mirar a su ventana, se introdujo en el coche, y con una sonrisa arrancó  y partió, viendo a través de los visillos el rostro asombrado de Alexa.  Iba contento,  Habia conseguido lo que tanto tiempo deseaba desde que aquella noche la vio en el hospital.  Las casualidades les habían reunido nuevamente y haría todo lo posible porque esa incipiente amistad siguiera adelante.  Y volvió a imaginar la escena de él cuando curaba su labio partido y limpiando la sangre de su rostro, que desde entonces era una obsesión para él..

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