jueves, 17 de septiembre de 2020

El despertar - Capítulo 21 - Una discusión absurda

Iban en el coche callados, sin siquiera comentar el resultado de la velada. Mirtha no quería ni mencionarlo, aunque lo hablaría con Alfred, era demasiada casualidad que ambos salieran y regresaran casi al mismo tiempo.
  A él le extrañó el silencio de su mujer, que iba con la vista fija en el parabrisas.  La noche había sido genial, pero algo en su cabeza daba vueltas y de ahí su seriedad.  Por un lado estaba contento, porque la había visto feliz y quedando citada para, en el transcurso de la siguiente semana, salir con ellas, en plan de chicas, sin maridos.  Eso justamente es lo que ella necesitaba;  pasaba demasiado tiempo a solas y la cabeza funciona a mil por hora, y precisamente a ella, no le convenía levantar montañas de arena de un solo grano.

 Alfred ignoraba  que Mirielle saliera casi al mismo tiempo que él, y que casi juntos regresaran a la mesa. Nada tenía que ver una cosa con otra, pero entonces ¿ qué  pasaba ?

- Está demasiado callada-, pensó

  Seguro que  hablarían de ello antes de dormir, y lo prefería porque de esa forma se desvanecerían los malos rollos, entre ellos, porque estaba seguro que algo había pasado que la tenía enfadada o preocupada.  ¿ Había llegado el momento de hablar de su relación con la francesa? Porque estaba seguro que lo que estaba dándole vueltas, era algo relacionado con ella.

- ¿ Te encuentras bien? ¿ Te ocurre algo?- la preguntó con el fin de romper ese silencio áspero que reinaba entre ellos. Estaba hecho un lío. La noche había transcurrido normalmente, sin un atisbo de discusión con nada ni con nadie. Pero estaba casi seguro que lo que ocurría tenía nombre de mujer y por apellido francesa.

Su mujer no era así, creía que no era así, porque en realidad poco sabían de la forma de ser de cada uno. Habían tenido poco tiempo para conocerse en profundidad ¿ Pensaría en William?  Repasó mentalmente algunas fechas, pero ninguna coincidía con la del día que estaba viviendo.  No se dormiría esa noche sin averiguar lo que ocurría, y a qué se debía ese giro tan extraño que estaban viviendo.  Nada que ver con la alegría de la ida con este extraño regreso a casa.

- ¿Estás cansada? - volvió a preguntarla-. Mañana tenemos todo el día para dormir, sin prisas

- Será eso - dijo lacónicamente ella.

Se dió por vencido. No le diría nada, pero no se podían acostar con ese mal gusto de boca, al menos por parte de ella, porque él no tenía nada que le preocupase. Bueno, una cosa sí, y presentía que sería esta noche cuando debía contarle su historia con la mujer, que sin dudar, la inquietaba.  No tenía porqué, ¿ celos? Nunca había creído que fuera celosa, porque tampoco le había dado motivos, pero algo roia  su interior y haría todo lo posible porque lo echara fuera.  Otra cosa no podía hacer, si es que acaso fueran recuerdos de otros tiempos en los que él ni siquiera contaba.

Ya estaban  acostados: era la hora que ellos empleaban en contarse sus cosas, pero esa noche, Mirtha apagó la luz directamente, y se acostó de lado. Todo ésto le confirmó que el problema era con él, aunque no tuviera ni idea en lo que la hubiera molestado.

- Mirtha, creo que ya está bien. Te he preguntado por activa y por pasiva lo que te ocurría y no has querido responderme . Te lo preguntaré por última vez ¿Qué es lo que he hecho para molestarte tanto?  Respóndeme. No vamos a dormirnos hasta que  me lo cuentes. Tenía pensado otra cosa, desde antes de salir esta tarde.  Estabas preciosa, como nunca, y me atraías muchísimo.  En cambio ahora... no te entiendo

-¿ No me entiendes? Bien, pues te lo diré más claro. ¿ Qué tenéis Mirielle y tú?  Esas miradas... el salir juntos del comedor ¿ no podías esperar al lunes? Me has dejado en evidencia delante de todos. Claro, la víctima es la última que se entera

- Pero ¿qué sarta de sandeces estás diciendo? Yo salí al servicio, lo dije. No sabía que ella iba a ir detrás de mí. Ni siquiera nos hemos visto.  Supongo que iría a lo mismo que yo, pero sin mí. No tenemos nada. Yo te tengo a tí y es todo lo que necesito.  Me estás acusando de algo de lo que no tienes ni idea.  Francamente no esperaba una noche así

- ¡ Claro soy una necia, según tú !¿ Qué esperabas?  Todos en la mesa se dieron cuenta

-Tuvimos una relación, cierto, pero antes de mi regreso a Irlanda

Se lo soltó a bocajarro. Sabía a lo que se exponía, pero hubiera sido peor ocultarlo y sacarlo a relucir en otra ocasión.  Era oportuno ahora y además descargaba su conciencia de una vez.  Pero se arrepintió de inmediato al ver la cara pálida de Mirtha, qué le miraba sin parpadear  pero con signos de no haber escuchado bien.


- ¿ Qué habéis tenido una relación? O sea, que no iba descaminada. ¿ Cuándo ?

- Ya te lo he dicho, el año pasado

-¿ Cuánto duró ? ¿ Cómo fue de intensa?

- No significó nada. Fue lo que fue y nada más. Comprenderás que si hubiera sido  importante no me hubiera casado contigo.  Duró casi ocho meses, y sí fue intensa. Sobretodo los fines de semana.

- Ahora entiendo porqué no tenías tiempo de escribir, ni de llamar por teléfono. Y de pronto, regresas a Irlanda, y se te cura la pasión desenfrenada por ella ¿ no ?  Me tomaste por tonta o desequilibrada , dímelo.

-Te lo he dicho: me fuí para olvidarte. Ella se cruzó en mi camino y creí poder conseguirlo, hasta que te volví a ver.  Te lo repito no fue nada.

- No te creo. No te creo. ¿ Pero te das cuenta cómo te mira?  Porque yo sí y pienso que los demás también.

- No tienes nada de lo que reprocharme.  Cuando tuvimos aquello, tú estabas sumida en la pérdida de William; no había esperanza para mí. Ella se cruzó, como pudo haber sido otra. Aproveché la ocasión que se me brindaba, así de claro.


- Y yo ¿ qué ocasión soy? ¿La respetabilidad que necesitas para ser un miembro de la OMS?

- Sabes de sobra que no es así.  Te quiero y estoy enamorado de tí profundamente desde hace mucho, más de lo que te imaginas. Vamos, cariño. Todo esto es absurdo. Ella no necesita una relación de mí. Tiene las que le apetezca siempre que quiera.  Yo sólo te quiero a tí. Y es triste que estemos discutiendo por esto.  Francamente es muy desagradable.  Creo que esta noche trabajaré hasta tarde.  Buenas noches y trata de descansar.

Salió dando un portazo dejando a Mirtha sin saber qué hacer. Era su primer disgusto y además promovido por una persona ajena a ellos.  Bueno muy ajena no era, puesto que estuvo con él durante casi un año. Durante ese año en que tanto le necesitó y que no tuvo de él ni una sola palabra de amistad.  Se habían precipitado, no debieron unir sus vidas tan rápidamente.  Ella no terminaba de estar preparada para la vida de casada.  William era muy distinto. Por desgracia lo había perdido demasiado pronto, y por eso le santificaba, pero quién sabe si ante una oportunidad como la que tuvo Alfred, no hubiera sucumbido a los atractivos de una mujer parecida a la francesa.

No estaba bien acordarse de él, y menos en algo como lo que había llevado a tener su primer disgusto desde que se casaron. Pero ¡ hacía tan poco de ello! Precisamente por eso, porque aún estaban de luna de miel, como se dice.  Pero las miradas de ella hacía Alfred las tenía clavadas e imaginó que no sería el primer encontronazo que tuvieran por ese motivo. Sería muy difícil teniendo que trabajar con ella codo con codo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario