viernes, 14 de septiembre de 2018

Algún lugar en la tierra - Capítulo 22 - Lenguas largas

Habían pasado quince días desde la última salida de Alex a Arizona.  Nada había cambiado aparentemente, pero él seguía inquieto y temeroso de que se descubriera su canita al aire.  Aún no había hablado con Anna, por lo que su incertidumbre subía día a día.  Estaba temeroso de que alguien se fuera de la lengua, porque a veces oía cuchicheos y cuando él llegaba, las voces se callaban.   Nunca había ocurrido eso, sólo a partir de la última visita a Arizona.  Estaba verdaderamente arrepentido de la metedura de pata que tuvo, de su momento de debilidad, y ahora lo estaba pagando.  La verdad es que no encontraba el momento propicio para confesar a su mujer la falta cometida.. No lo merecía; era una esposa ejemplar.  No entendía por qué había sucedido.

Entre ellos todo seguía igual.  Sobre ese aspecto Anna no tenía queja en absoluto, ni tampoco notó diferencia, si acaso, ahora estaba un poco más apasionado, pero lejos de molestarla la encantaba.
 Una mañana, Alex debía acudir a Laredo a reunirse con unos posibles clientes: no vendría a comer a casa.
Anna,  tenía que ir a la oficina para transmitir un recado a Fred. Pasó cerca   del galpón en donde los obreros tenían su hora de descanso, cuando se acercaba, oyó un rumor muy bajito.  Desde donde ella estaba no podían verla, pero si escuchar lo que comentaban:

- ¡ Menudo festín se dieron ! Y es que Charlotte está  muy buena. Y claro ella se aprovechó que se trataba del jefe.  Y la pobre mujer aquí esperándole.
- Algo gordo pasó entre ellos, porque no se dirigen a penas la palabra.- comentó otro

Anna se quedó de piedra.  No se atrevía a moverse.  Se recostó en la pared y estaba como en shock. No podía creer lo que acababa de escuhcar, y entonces ató cabos.

- Por eso tenía tanto interés en llevarla con ellos. El único jefe es él, así que no hay confusión alguna. Pero no puede ser; no sería capaz de hacerme algo así.

 Pero todo encajaba y tenía que saber la verdad o se volvería loca. Cuando regresase por la noche le preguntaría, pero ahora debía cerciorarse. Los obreros  cambiaron de conversación y mientras se reponía decidió seguir su camino, aunque las piernas casi no la sostenían   Al lado de ellos estaba el capataz  más próximo a Alex.  Hablaría con él a ver si averiguaba algo.

- Bob, ¿puedes acompañarme, por favor?
- Claro que sí, señora. Lo que usted ordene
- Necesito que me eches una mano. Acompáñame a casa

Pasaron al despacho y cerró la puerta para que nadie la escuchase. Sin a penas darse cuenta, Bob estaba frente a una mirada que no admitía mentiras, sino la verdad de lo que le pregutaba.

- ¿ Sabes lo que pasó en el último viaje a Arizona entre mi marido y Charlotte? - Bob se quedó sin saber qué decir. Esperaba la verdad, pero al mismo tiempo le dolía tener que ser él quién se lo contara.  Alex no la había dicho nada¿ Debía mentirla ?
- Señora yo no sé nada.
- Está bien Bob.  Acabas de confirmar lo que todos cuchicheaban hace unos minutos.  Hablaban del jefe y no hay otro más que Alex, y lo ocurrido con Charlotte.  No esta despedida, por lo tanto no ha sido un problema de trabajo.  Se trata de otra cosa ¿ verdad ?
- Por favor señora, le digo la verdad no sé nada. Bajamos juntos en el ascensor, eso es todo cuanto puedo decirla.
-Muy bien.  Haz el favor de llamar a la persona que lo estaba contando como una broma.  Y maldita la gracia que tiene.  Llámale, por favor.  Necesito hablar con él

Y Bob le llamó y por el camino le iba reprochando que hubiera tenido la lengua muy larga.  A ellos no les importaba lo que hicieran los patrones, y además estaba la señora, que a penas se mantenía en pié del disgusto.

Una llamada en la puerta alertó a Anna de que se encontraba la persona  de la que había solicitado su presencia.  Era un hombre rondando los cuarenta.  Se le notaba nervioso ante ella, porque sin duda Bob le puso en antecedentes de todo lo que quería saber

.- ¿ Da su permiso ?
- Adelante. Perdone su nombre ¿es?
- Thimoty, para servirla
- Bien Thimoty, sólo deseo me confirme algo que le he escuchado comentar con sus compañeros hace un rato. ¿ En qué se basa para asegurar lo que ha dicho?  Le ruego me diga la verdad.  No va a tener repercusiones sobre usted, ya que imagino sería un simple espectador. Ni nadie va a saber lo que aquí hablamos, pero sí quiero la verdad absoluta de lo que vió, o si son simples suposiciones
- Voy a ser muy sincero, puesto que quiere sinceridad y ha sido considerada conmigo.  Lo que no quiero es perder mi trabajo porque mi familia depende de mi sueldo. Son unos buenos patronos y estoy muy a gusto trabajando aquí.
- Referente a esto, no se preocupe. Por mi parte no se va a saber quién me lo ha dicho, pero usted debe hablar con sus compañeros por el mismo motivo.  Lo mismo que yo lo he escuchado, puede oírlo otra persona y salir perjudicado en algún sentido.  Y aclarado este punto, dígame lo que vio
- No estuve dentro de esa habitación, como puede comprender, pero sí les vi entrar. Me dirigía a echar una partida en otra habitación que estaba justo enfrente de la de Charlotte.  Ellos entraban en esa habitación, y yo salía del ascensor. Pero si puedo asegurarle como hombre, que nadie  entra en la habitación de una mujer riéndose y manoseándose, si no es por algún motivo.  Lamento enormemente haberle tenido que decir esta cuestión tan desagradable.  Eso es lo que ví  Yo aprecio mucho al jefe, pero creo que se confundió terriblemente al hacerlo.  Aunque a veces no toda la culpa es nuestra.  Ustedes, las mujeres, tienen una habilidad especial para  conquistarnos y Charlotte es una mujer de mundo, de mucho mundo

- Comprendo lo que dice, pero no es excusa para echar todo por tierra.  ¿Por qué las mujeres si hacemos lo mismo nos despellejan vivas?  Yo tendría el mismo derecho de hacerlo.. Perdóneme no es una frase muy afortunada.  Le agradezco su sinceridad Thimoty, y recuerde: no se sabrá por mi boca

Cuando el hombre,  preocupado., abandonó el despacho, Anna tuvo que sentarse.  Aquello era la confirmación de lo escuchado con anterioridad.  No había sido un bulo inventado, sino que dió señales de que era cierto.  Trataría de contenerse hasta que Alex llegara y hablaría con él.  De esa misma noche no pasaría y a esa mujer la quería fuera de su casa.  Se dirigió a las caballerizas y escuetamente se dirigió a Charlotte que cepillaba a un caballo

- Señorita Charlotte, haga el favor de pasar por la oficina y recoger su liquidación:  está despedida desde ahora mismo.Recoja sus cosas cuanto antes.

Dio media vuelta y a Charlotte no le dió tiempo ni siquiera a abrir la boca.  Anna resuelta, pasó frente a los obreros que ya estaban trabajando, dió las buenas tardes y se encaminó a la oficina. Indicó a Fred que preparara la liquidación de Charlotte a quién acababa de despedir.

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