lunes, 17 de septiembre de 2018

Algún lugar en la tierra - Capítulo 30 y último - Unidos ante lo bueno y lo malo

 Los abuelos deseaban pasar unas vacaciones con sus hijos y sus nietos.  Les echaban de menos y deseaban estar con ellos, y como cualquier otros,   darles  caprichos, aunque sus padres les regañaran.  Alex y Anna estaban encantados con tenerles allí;  ellos eran como sus padres.  Siempre la demostraron cariño y la refugiaron cuando lo necesitó. La aconsejaron y la acogieron siempre con cariño.  Lo preparó todo para su llegada además la descargarían del trabajo de los dos pequeños.

El matrimonio, seguía como siempre y gustaba por las noches cálidas y después de que la casa quedase en silencio al estar durmiendo los niños, de sentarse en el porche y sencillamente mirar al horizonte.  Ella recostaba la cabeza en el hombreo de Alex y él acariciaba la cara de su mujer y depositaba un beso en su cabeza.  Era su hora, la de la tranquilidad, la del relax, y la hora de contarse mutuamente cómo había ido el día.  En el horario de trabajo sólo se veían a la hora de la comida y cualquier otro rato en que el trabajo dejaba libre , siquiera por un momento, a alguno de ellos.

Aquella noche, era como una de tantas, pero observaron que en el cielo había unas nubes extrañas, demasiado negras y espesas para la época del año.  Alex indicó con la barbilla a su mujer, su extrañeza por ese fenómeno

- No me gustan nada esas nubes.  Presiento que vamos a tener trabajo extra.
- ¿ A qué te refieres ? No veo nada de particular en el cielo
- No lo ves porque no estás acostumbrada, pero si está extraño.  Mañana mismo tomaremos precauciones
- ¿ Tomar precauciones para qué ? ¿ Por qué ?
- Ya te lo diré, cariño. Ya te lo diré

Anna le notó preocupado a raíz de su contemplación con el cielo.  La besó en la frente y la dijo

- Si no te importa voy a ver un rato la televisión

No habían pasado diez minutos, cuando su ayudante, Bob, se presentó en la casa para hablar con Alex  Alan también bajo preocupado para hablar con ellos.

- ¿ Lo has visto tú también ? - dijo Alex dirigiéndose a su padre -  Mañana mismo no haced otra cosa que salvaguardar todo lo que se pueda.  Asegurar vuestras casas y si es necesario traed a vuestras familias al rancho. Como sabes tenemos un refugio, que hacía años no habíamos tenido necesidad de usar, pero, mucho que temo que ahora si lo necesitaremos.   Está equipado con todo lo que podamos precisar.   Traed a las mujeres y los niños, a poder ser esta misma noche.  El diablo se presentará cuando menos lo esperemos.  Gracias Bob.  Ahora ocúpate de tu familia. Mañana habremos de madrugar mucho

- Patrón, ya sabe que cuenta conmigo y con los muchachos también.
- Gracias.  Ahora veré la televisión y concetaé con metereología a ver si aclaran algo.  Buenas noches Bob
- Hasta luego, señor.

Quedaron a solas Alan y Alex.  Ambos se miraron preocupados máxime después de escuchar las últimas noticias.

- Hijo, puedes contar conmigo para lo que sea. Conozco bien estas situaciones.  No te preocupes, tomaremos medidas.

Anna entró pero no interrumpió la conversación.  Sabía que ellos estaba preocupados y la cosa iba en serio, así que avisó a Teresa y a Dolores para que estuvieran preparadas.  Y  las sospechas de Alex se confirmaron el huracán Harvey, tocaría Texas en unas pocas horas.  Inmediatamente comenzó a sonar el teléfono y todo el mundo se puso a trabajar.  Los obreros llamaron a la puerta con Bob a la cabeza para ponerse a disposición del patrono, y éste , seguro de si mismo, comenzó a dar instrucciones

- Gracias a todos por estar aquí.  Lo primero de todo traed a vuestras familias al rancho; tenemos un refugio seguro.  Coged algo de ropa y no os ocupéis de nada. Después asegurad vuestras casas.  No sabemos cómo vendrá. Probablemente no nos toque, pero seguro que las lluvias torrenciales nos llegarán
Cuando todos hayáis protegido  a vuestra familia, Comenzaremos aquí el trabajo con el ganado y asegurar  el rancho.  es todo lo que podemos hacer y encomendarnos a Dios.  Ahora id a vuestras casas y sobretodo tranquilizad como podáis a vuestras mujeres y a los niños. Venga, daos prisa.

Para Anna era una situación nunca vivida y se pusieron a revisar lo que pudieran necesitar y llevarlo al refugio; serían bastantes personas y no sabían cómo y cuándo llegaría.  Con un poco de suerte pasaría de largo, aunque un monstruo como ese, sería extraño que no hiciera de las suyas. Davinia también conocía la situación así que se puso con ellas  manos a la obra. Les infundía tranquilidad al verla tan segura de lo que había que hacer.  Ella y Teresa, ya lo habían vivido otras veces; no era nuevo para ellas.


Fue una noche infernal y corta, a pesar de la situación, pero de intenso trabajo .  Trabajaban deprisa, pues no había tiempo que perder y de ahí que  se les hiciera corto.

Constantemente estaban conectados a la televisión a la metereología, y sabían paso a paso por dónde pasaría y qué intenciones traía.Por el rancho pasó de largo el viento, pero dejó las lluvias torrenciales, que arrasaban todo.  Anna, no podía evitar el pensar en La Charca.  Hacía ¡tan poco tiempo que la tenían!, y sobretodo el significado que para ellos tenía, pero lo importante es que todos estaban sanos y salvos.  Todos menos la cosecha de cereales que quedó arrasada.  Se perdió totalmente.  Por fortuna el ganado estaba bien, pero los campos habría que limpiarles y dejarles  reposar.

Estuvieron durante dos días viviendo todos en el rancho, se alojaban como podían, pero no sabían cómo estarían las casas de los obreros y si habrían sufrido daños.  En cuanto el tiempo se calmase, revisarían todo e irían a ver el estado de los campos.  A pesar de todo el desastre, Alex estaba contento: había sido mejor de lo que esperaba; nadie había sufrido daños físicos, el resto ya se arreglaría.
Cuando todo se calmó un poco. en el todo terreno Alex, Bob,  Anna y Alan, decidieron recorrer la plantación.  Davinia se ocuparía de los niños que permanecían en la casa; ella sabría cómo mejor controlarlos a todos.
Les costó una regañina tratar de disuadir a Anna para que no les acompañase, pero ella se empecinó en ir con ellos.  Era su casa y debía participar en lo que fuera para ayudar.

- En lo bueno y en lo malo, pero siempre juntos.-  Tomados de la mano nos enfrentaremos a ello ¿recuerdas?  Bien pues esto es lo malo y he de estar a tu lado. Así que no insistas porque no voy a desistir.

Equipados de un impermeable y botas altas de agua emprendieron la ruta hacia los trigales, y como sospechaban todo se había perdido. No era el camino de La Charca, por eso no dijo nada a su marido.  Cuando estuviera más tranquilo se lo pediría o iría ella misma.  Necesitaba saber los destrozos que el temporal había causado en su casa. Se temía lo peor, y su mayor dolor, aparte del significado que tenía,, era el trabajo y el amor que Alex  puso en su construcción .  Pero contra ese enemigo de la Naturaleza no podía luchar, así que se guardó su pesimismo y se puso al lado de Alex.  Ella sería una más de las cuadrillas.  Los niños estaban seguros en casa.  Las familias de los obreros, poco a poco habían regresado a sus casas, y afortunadamente, sólo había alguna que otra gotera.  nada que no pudiera solucionarse.

- Bien muchahos, nos espera un duro trabajo. Hay qye desbrozar  las mieses, y limpiar el terreno.  Después dejar que se seque el suelo, y cuando todo esté listo , entonces volveremos a sembrar.  Quiero que sepáis que vuestros puestos de trabajo y los sueldos seguirán siendo los mismos, como si nada hubiera ocurrido.  Si necesitáis algún adelanto  para reparar vuestra casa, no dejéis de pedirlo.  El seguro nos abonará la cosecha perdida.   Así ahora a trabajar.

- No te empeñes Anna, no vas a venir
- Mira marido, no creo que desbrozar la tierra sea mucho peor que limpiar mierda de caballo, así que sí iré.  Se trata del pan de mis hijos
- No te pongas melodramática, porque ni a tus hijos ni a tí os faltará que comer
- Muy bien, me alegro el saberlo. Iré con vosotros.  No discutas


Y Alex sonrió rindiéndose. No habría podido elegir mejor mujer para compartir su vida.  En verdad era una compañera que estaba a todas.  La besó y se dirigió al todo terreno.  Otros irían en tractores, pero todos iban animosos y darían de sí todo lo que pudieran para sacar adelante ese terreno del que dependían en gran parte, sus familias.  Alan observaba al matrimonio y sonreía. No se había equivocado con ella.

Al llegar al terreno, todos quedaron sin saber que decir.  Todo encharcado de agua y las mieses que ya habían crecido, estaban totalmente  arrasadas. Nadie se atrevía a pronunciar palabra.  Anna de golpe, se acordó de La Charca ¿ cómo estaría ?,. pero ni siquiera se la ocurrió mencionarlo a su marido.

Y fue ella la que subiendo al capó del coche , arengó a todos, incluido a Alex y a su padre.

-  Qué os pasa ? ¿ Es la primera vez que véis esto?  Yo tampoco lo había visto, pero sabemos el modo de que todo vuelva a funcionar, así que demostrad que sois hombres curtidos y sabéis afrontar ,las malas rachas. ¡ Vamos a trabajar !  Hay mucho por hacer.

De un saltó salió del coche, hundiéndose en el barro. Todos la miraban con asombro.  Era una mujer valiente que no se arredraba por nada.  Alex la miró orgulloso de ella, y también saltó, abrazándola fuertemente bajo los silbidos de los obreros y los aplausos de todos.

- Mi amor, sin tí no lo conseguiría.  pero aquí estás, a mi lado.  Saldremos de ésta.  Afortunadamente podemos hacer frente a todo, y lo haremos juntos.

Fue un día agotador cuando regresaron todos al rancho.  Alex ordenó que prepararan comida para todos y así sería.  Patronos y obreros comían juntos, todos a una.  Anna les veía con el ánimo levantado a pesar del panorama que tenían por delante.  A la mañana siguiente seguirían hasta terminar de arreglar el terreno.  Después tocaba esperar.

Cuando  se hubiera secado en parte, y sin decir nada a Alex, iría hasta La Charca.  Imaginaba que estaría todo destrozado; habría que arreglarlo de nuevo, pero lo importante es que estaban juntos en eso y en todo.  Le dolía por Alex, pero saldrían adelante.

Después de la comida, cada uno de ellos se dirigieron a sus hogares. y ellos descansarían un rato.  En la entrada de la casa estaban todas las botas llenas de barro que Teresa limpiaba con una manguera .  Ella lloraba entristecida.  Ana se acercó a ella , y abrazándola la dijo

- Eh Teresa, no llores, saldremos de esta.  Tenemos que dar gracias que todos estamos bien, que no han habido más que pérdidas en la cosecha, pero todos están bien y sus familias también.  Hemos dejado la casa un poco sucia de barro
- Señora, no se preocupe por eso.  Lo limpiaré en un pis pas.
- Bien, Teresa, así deseo verte.-  La abrazó y subió a ver a sus hijos y a ducharse.  Se metió en la ducha y allí, corriendo el agua por su cuerpo, dió rienda suelta a su angustia por los nervios y por todo lo vivido.  Era el trabajo de mucho tiempo, pero al menos ellos estaban bien.  Unos fuertes brazos al rodearon.  Sabía que era Alex quién besaba su cabeza apretándola contra si.

-Gracias, cariño por todo lo que has hecho. Gracias por estar a mi lado.  Gracias por existir, porque siempre podré contar contigo.  Te he amado este día como no puedes imaginarte.  Al verte con el barro hasta la rodilla, luchando con las mieses salpicada de barro por todos lados, pero hermosa como ninguna otra.  está visto que me enamoro de tí cada vez que estás metida en un barrizal .  Nunca te he sentido más mía, más mi mujer, más mi aire por el que respiro.  Y no te preocupes por La Charca, todo se arreglará.  Estamos todos a salvo es lo importante para mi.  Y ahora dame un beso y un abrazo, fuerte, fuerte, hasta fundir nuestros cuerpos.  Te quiero esposa mía, y te querré siempre.-.
Se besaron y se amaron allí mismo.

Alan , en un descanso de la cuadrilla que capitaneaba, llamó a su hijo para ver cómo iba todo. Comentó con él la actuación de Anna  para arengar a los obreros.  Estaba asombrado de la energía que derrochó en ese momento, y la firmeza con que les habló a todos, incluidos a ellos dos.  Alex  estaba  exultante.   Reía feliz alabando a su mujer y relatando lo que ella había hecho para animarles ante el desastre.

- Alan  soltó una carcajada aliviado porque todos estuviesen bien-.  Esa chica vale su peso en oro.  Quiérela mucho, hijo.  Tuviste mucha suerte al encontrarla.

 Pasadas unas semanas, volvieron de nuevo al trabajo y a preparar la tierra.  Anna se acercó hasta La Charca; la casa estaba intacta, pero los parterres de flores estaban todos en el suelo, pero no lloró.  Los acarició con amor y pensó que Alex los volvería a poner en pie.   Era un hombre valiente y contaba con ella.  Se querían y tenían dos hijos preciosos, y unos trabajadores que les apreciaban.  Eran afortunados.  Todo lo perdido se repondría, pero lo que habían ganado era muy superior a todo: afecto y entrega . Y ellos se amarían cada día más, porque se crecía su amor ante las adversidades.

Y así sucedió,  cuando fue época de cultivo, cultivaron,  y ese año fue una cosecha magnífica que todos celebraron en una fiesta grandiosa. La Charca volvió a recobrar su aspecto primero bajo la dirección de Alex, y ellos se tomaron un descanso de una tarde sólo para los dos, y esa alfombra fue testigo de su amor único y verdadero, pero está vez no vendrían más niños en camino.  Al menos de momento...



                                                      F    I    N

Autora:  1996rosafermu
Ilustracioes:  Archivo de 1996rosafermu
Edición:  Julio de 2018
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

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