viernes, 14 de septiembre de 2018

Algún lugar en la tierra - Capítulo 20 -Ante todo cortesía

Era la primera vez que ésto sucedía.  Cada noche desde que se casaron, ambos subían juntos a dormir, pero hoy  había dejado de  hacerlo, y subió  ella sola. Esto había enfurecido a Anna, aún más.  No terminaba de entender lo que la pasaba con esa mujer o es que quizá estuviera celosa de ella.  Era una chica bella, con curvas prominentes y redondas, como les gusta a los hombres, y además tiene un halo de misterio que todavía les incita más hacia ella.  Todo eso Anna lo percibía, precisamente por ser mujer y conocer bien a su género; pero ellos no se daban cuenta y ahí estaba el peligro.  Ella tampoco se dió cuenta de que cuanta más hostilidad mostrara hacia Charlotte, más interés sentiría su marido, y eso era algo muy peligroso en una mujer como aquella.  Sin notarlo  hacía que sintiera curiosidad y en lugar de alejarse, se acercaría más a ella.

Por eso,  a modo de castigo, aquella noche,  Anna,  se puso camisón para dormir.  Nunca lo hacía: ambos dormían desnudos, pero  algo la decía en su interior que ese sería el primer disgusto que tuvieran.  Ignoraba que ese gesto tan normal, sería el principio de otros que después vendrían.

Alex tardó mucho en subir a acostarse, cuando lo hizo,  ella ya estaba dormida.  Se percató de que esa noche no era como las demás  al abrazar a su mujer.  No sentía la suavidad de su piel, sino del camisón  de satén que se había puesto ¿ por qué lo hacía?  Era la primera vez, y por eso mismo lo interpretó como lo que era: un castigo .  pero ¿ por qué ? ¿ asunto de qué?  Lo achacó a que Anna estaba algo estresada, pero ya habían pasado meses desde que diera a luz, y tenía gente que la ayudaba en la casa y con el niño.  Ni siquiera imaginó que quién la tenía nerviosa fuera Charlotte.
Al despertarse Anna, se desperezó y se dió cuenta de que Alex la estaba mirando con esa mirada de deseo que siempre la dedicaba.  Se volvió hacia él y le dijo:

- Buenos días
- Espero que sean mejores que las noches. ¿ Por qué lo has hecho?
-He hecho ¿qué ?
- Ésto - y agarró un trozo de camisón.

Ella bajó los ojos hacia su mano que sujetaba con fuerza la tela.  De repente se arrepintió de haberlo hecho y pensado.  Se había dado cuenta de la intención  y ahora el enfadado era él.  Debía poner remedio a ello y para eso se inclinó hacia su marido y le besó sonriéndndole, al tiempo que le decía mimosa:

- Estaba enfadada.  Pero ya no lo estoy
- ¿ Puede saberse por qué estabas enfadada?
- No quiero hablar de ello ahora.  Además se me hace tarde
- Pues si se te hace tarde, lo siento, antes voy a hacerte el amor, el que anoche me negaste
- Nunca te lo he negado ¿ por qué lo dices ?
-Es un castigo por algo que no sé ni entiendo, así que ahora vas a decírmelo
- Está bien.  No me gusta el modo con que miras y tratas a Charlotte.  Tienes demasiadas deferencias con ella.  Es una mujer espléndida y os tiene locos a todos.  Te lo advertí
- A mi no me tiene loco por nada.  La única persona que me tiene loco eres tú ¿ aún no lo sabes?  No tengo deferencia con ella, simplemente soy educado.  No tengo porque ser un grosero ni con ella ni con nadie. Es más,  podías ser su amiga, ya que es la única mujer más o menos de tu edad .  Teresa y su hermana están casadas y son mayores que tú.  Eso es lo que creo: que estás bastante sola en un ambiente casi al completo de hombres.
- Cielo, las amistades las elijo yo, y Charlotte no creo sea una de ellas. No sé... pero no termino de encajar con ella ni ella conmigo.  Las mujeres lo percibimos
- Está bien, no perdamos más el tiempo. Llegaremos tarde los dos.


Y Anna, riendo, creyó haber vuelto a ganar el terreno perdido la noche anterior. La ducha fue testigo de su reconciliación, después, una vez arreglados, fueron hasta la habitación de Junior que dormía aún,  Se quedaron durante unos minutos contemplándole; era un bebe precioso.  Se miraron  y sonrieron.  Alex tendió la mano que ella agarró, y juntos bajaron hasta la planta de abajo para desayunar    Dolores charlaba con su hermana tranquilamente.  A través del aparato se escuchaba la respiración tranquila del bebe..  Solamente tomaron un poco de café.  Se les había echado el tiempo encima, era más tarde de lo habitual  Después cada uno de ellos se dirigieron a sus respectivos lugares de trabajo, no sin antes besarse a modo de despedida.

Durante esa semana y la siguiente no hubieron novedades en sus vidas, pero a la que hacía tercera, nuevamente Alex debía viajar a Arizona, y nuevamente llevaría al equipo de siempre, algo que molestó a Anna.  Ya se había hecho habitual que Charlotte viajara con ellos, y no siempre, precisamente, comprarían caballos, que era la excusa que Alex había puesto justificando su presencia entre ellos.

Decidió ir hasta Laredo de compras.  No tenía excesivo trabajo y Fred  podía atenderlo perfectamente. Ser llevaría a Junior y de esta forma Dolores también tendría más tiempo para dedicarlo a lo que quisiera.  Pasarían juntos, la mañana, aunque fuese complicado ir de compras con el bebe, pero ya se las arreglaría.  Pensaba que pasaba poco tiempo con él, y aprovecharía ese día para estar juntos.  Deseaba ir a la peluquería y quizá comprarse algún vestido nuevo.  Quería  gustar a su marido y recordó lo que él la dijo en una ocasión: " saca tiempo para tí misma, porque también será   un regalo para mí."  Sonrió al recordarlo y se decidió.  Regresó por la tarde;  el bebe venía cansado y ella también, pero feliz de haber pasado todo un día con su pequeño.

Cenó junto con Teresa y Dolores, y comentó con ellas lo que habían hecho en Laredo;  había sido muy pesado para Junior, pero, " un día es un día"- dijo.  Después establecieron una tertulia sobre las cosas cotidianas del rancho y como no podía ser de otra forma, Charlotte, subió a la palestra.  Y las tres mujeres opinaron lo mismo:  era un peligro con tanto hombre, aunque Teresa, también añadió:

- Ella tiene mucho carácter.  Sé que a más de uno le ha puesto firme,.  Según rumores, está interesada en alguien, que no está entre ellos. Posiblemente algún desengaño amoroso que la trajo hasta aquí.

 Anna no quiso seguir con esa conversación, cada vez la molestaba más hablar de ella, y para evitarlo, se despidió de las dos mujeres hasta el día siguiente:  estaba muy cansada,  y subió a ver al niño y a meterse en la cama y tratar de dormir en cuanto recibiese la llamada de Alex, como tenía por costumbre

- Este viaje va a durar más - la dijo - tengo que hacer varias gestiones y todo va muy lento.  Creo que estaremos tres o cuatro días.  Te llamaré a diario, pero no sé la hora.  Ya sabes: cenas, copas, en fin lo de siempre
- Cuídate amor y ven lo más pronto posible.  Hasta mañana.
- Hasta mañana, cariño.  Te quiero.-  Anna sonrió al colgar el teléfono
- ¿ Tres o cuatro días ? ¡ Qué extraño ! Por lo que yo sé, no hay nada pendiente de novedades. Quizá le hayan surgido allí. Bueno, pues a esperar.- se dijo.

Y puntual todas las noches recibía la llamada, y como cada día se mostraba contento y cariñoso.  Y por fin, al cuarto día, llegaron los viajeros, ante el contento de Anna que  podía abrazar a su marido.  En su semblante se reflejaba el cansancio, pero ya estaba en casa.  Era lo que importaba.  Una buena ducha y dormir es lo que necesitaba .

No hay comentarios:

Publicar un comentario