domingo, 16 de septiembre de 2018

Algún lugar en la tierra - Capítulo 28 - Su lugar

Se acercaba Navidad y en el rancho reinaba el ajetreo y la alegría entre todos.  Habría paga extra, regalos de Navidad para todos y juguetes para los hijos de los trabajadores. Anna era la que llevaba toda la organización ayudada por Teresa y Dolores.  Al final de ese día se sentaron cansadas en la cocina, y simplemente se miraron y rompieron a reír, sin más.  No necesitaban causa alguna.  Simplemente eran y se sentían felices.  Junior ya  daba sus primeros pasos  solo y miraba con extrañeza a las tres mujeres, sin comprender por qué reían de esa manera que ni ellas mismas sabían.  Pero habían terminado todo los preparativos a tiempo:  eso era suficiente.

Al día siguiente llegarían Alan y Davinia, que pasarían una temporada con ellos y Anna se sentía alegre y feliz ;  les quería entrañablemente.  Habían sido muy buenos con ella, queriéndoles no hacía más que devolverles  lo que ellos la dieron.  Se tomarían un café mientras descansaban un poco. Alex entró en la cocina como una tromba y fue directo hacia donde estaba su mujer, tomó su cara entre las manos y la estampó un sonoro beso produciendo la hilaridad de las otras dos mujeres

- ¡ Alex, por favor !
- ¿ Qué pasa ?  Eres mi mjuer y hace por lo menos media hora que no te besaba.  Ellas no van a asustarse, también están casadas ¿ verdad chicas ?

Había renacido un nuevo Alex, y cuando salió nuevamente, Teresa dijo a Anna

- Puede creerme señora.  Con la cantidad de años que llevo en esta casa, nunca había visto a Alex tan sereno, tan alegre y tan contento.  Con tanta paz.  Me emociono mucho cuando les veo abrazarse, porque les queremos mucho, y si sufren también lo hacemos nosotros.
- Teresa, yo también os quiero. Sé que eres sincera al decirlo y te lo agradezco. Cuando llegue por primera vez, creí que no lo soportaría; ocurrieron muchas cosas en mi vida en muy poco tiempo y todas malas.  Perdí a mi padre y todo mi entorno.  Llegue a un ambiente que no había sido el mio y en un principio sentí hostilidad por Alex, que me tenía completamente intimidada.  Cuando decidí volver a Nueva York creí poder volver a integrarme con los que fueron mis amigos. Me prometieron un empleo y un lugar donde vivir, pero nada de eso encontré,  solo excusas para darme de lado.  Esto que voy a contaros no lo sabe nadie, ni Alex siquiera, pero hoy soy feliz, y deseo contárselo a mis más queridas amigas que sois vosotras.
-Por el sueldo que me daban aquí, conseguí ahorrar un poco, pero al llegar  a Nueva York y comprobar que todas las promesas se fueron con el viento.  Me encontré sola.  Alquilé una habitación en una casa mugrienta, con gentes de todas clases, sucia, oscura y triste, pero barata.  Por comida me compraba un perrito o una hamburguesa y cena un  vaso de leche,  Pero se acabaron los ahorros y no conseguía empleo.  Primero solicité de economista, pero ¿ cómo iban a darme un trabajo como ese , si mi propio padre se había arruinado ?  Alex me lo avisó con esas mismas palabras, pero no le creí.   Desistí.  Comía en un albergue y en los días en que el tiempo era bueno, dormía en un banco de algún parque.  Si llovía o hacía frio, me metía en la cabina de algún teléfono o de un banco.

-Me ayudó un sacerdote de la parroquia del barrio, y alguna noche si tenía suerte, hasta tenía en la parroquia una colchoneta.  Al menos allí no tenía miedo.  Conseguí un trabajo de limpiadora en una oficina en turno de doce de la noche a siete  de la mañana y desde esa hora hasta primera  hora de la tarde , vendía perritos en un carrito en la calle.  Y allí fue donde por casualidad los señores me encontraron.  El resto ya lo conocéis

- ¡ Oh mi niña ! ¿ Por qué no llamó ?
- Porque no tenía ni para el teléfono.  Hubieron  días que llegue a pasar hambre.  Aprendí a conocer la vida real en muy poco tiempo, pero fue muy duro para mi

En el umbral de la puerta estaba Alex que había escuchado el relato; no sabía nada de todo aquello y se le encogió el corazón al escuchar el relato de su estancia en la gran ciudad.  Fue hacia ella y la abrazó con mucha fuerza.  Ella lo había superado todo, pero él acababa de enterarse y mientras, él estaba  aquí  con Olivia o con otra si se terciaba.  Acudió en su ayuda en cuanto supo su paradero,pero le dolía todo el tiempo que ella había permanecido con esas penurias.

- Por Dios, nena.  Por qué no nos llamaste ?
- No podía.  Lamento que hayas escuchado porque todo esto ya ha quedado atrás.  Fue una enseñanza para mí, pero quizá demasiado dura.  Alex, eso pertenece al pasado. Ya no está, es sólo  una anécdota, pero también creo que necesitaba pasar por aquello para aprender  a valorar la vida.  Creo que es lo que mi padre intentaba hacerme ver y no le hacía caso.

Alex estaba entristecido por todo lo pasado, pero deseaba quitar hierro y que ella olvidara tan malos recuerdos, por eso, sonriente, la dijo

- Como dices, son cosas del pasado.  Ahora vivamos el presente que es muy feliz.  Acompáñame tengo que enseñarte algo.. Vamos a tardar un poco Teresa.  Si surge algo, llamadme al móvil. Y tú, cambiate de calzado, vamos a montar a caballo.
- Cielo ¿ a esta hora ?
- Si a esta hora. Vamos, sube.

Ensilló un sólo caballo.  Irían los dos en uno sólo.  Quería tenerla cerca y así la podría abrazar mientras se dirigían a ese lugar tan especial.  Ya estaba totalmente terminado y sería su regalo de Navidad.  Estaba ansioso porque lo viera.  La ayudó a subir y él detrás tomó las riendas abrazándola con ello.

- Creo que voy a dejar de montar.  me gusta más hacerlo contigo - dijo ella riendo libremente.

Con un trote ligero  Alex condujo al caballo por un sendero  que les conduciría hacia La Charca.  Ella parloteaba sin parar sin a penas darse cuenta de que iban hacia un lugar conocido por ellos.  No tardaron en llegar. Alex descabalgó un pequeño tramo antes de llegar, quería mantener el suspense y observar su reacción cuando se viera allí.  Había resultado una preciosidad, que encantaba a todos cuantos lo vieron.  Todos los obreros del rancho conocían lo que se traía entre manos, pero ninguno de ellos se fue de la lengua.  Era el regalo del jefe hacia su mujer, y debía ser una gran sorpresa.  Todos aguardaban su reacción que sabrían a su regreso según vieran la expresión de su rostro.

- ¡ Porque me has traído por este camino.  Creí que llegaríamos hasta La Charca - preguntó a Alex
- Y hacia allí vamos, mi amor.  Antes quiero que veas algo
- Estás muy misterioso ¿ qué me  ocultas  ?
- Nada, no te oculto nada. Sólo quería que vieras una cosa..  Cierra los ojos y no los abras hasta que te avise.

La tomó de la mano y la condujo despacio y con cuidado hasta la verja que daba entrada a la casa construida especialmente para ella.  Tecleó unos dígitos y la verja se abrió produciendo un chirrido que Anna no conocía.

- ¿A dónde me llevas. ?
- Abre los ojos y lo verás tú misma´


No pudo decir nada.  Sólo abrió sus ojos y su boca, e inmediatamente miró a su marido. Los ojos comenzaron a llenársele de agua y sólo pudo volverse hacia él y lanzarse a su cuello y besarle con todas sus fuerzas.  Con los ojos llenos de lágrimas dijo:

- ¡ Oh Alex ! Es una maravilla. Significa mucho para mí.  Sabía que habría algún lugar en la tierra que sería mi refugio, en el que me sentiría la reina del universo, la dueña de tu amor.  Este lugar es muy querido para mi, y tú sabes por qué.  Muchas veces he pensado en aquel día. Cuando todo nos iba mal, me refugiaba en este lago y en lo que hicimos cerca de él.  Lo que significo aquello. No sé qué decirte
- Dime que te gusta.  Lo he hecho por tí y para tí. Para que cuando quieras, cuando queramos vengamos aquí y nadie nos interrumpa, tú y yo solos.. Ven deseo que conozcas todo.  He puesto una valla para que ningún intruso entre, que sea sólo para nosotros.

De la mano recorrieron el terreno que la circundaba y el jardín creado para ella con las flores que más la gustaban. El interior de la casa estaba amueblado de acuerdo al entorno y era cálido y acogedor.  Y decidieron que llamarían a Teresa y la dirían  que no les esperase a comer.  Tenían que estrenar la casa y especialmente una de sus habitaciones.



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