jueves, 13 de septiembre de 2018

Algún lugar en la tierra - Capítulo 19 - La rutina del día a día

Aquella noche, en la soledad del dormitorio, Alex y Anna comentaron la fiesta y la impresión que se habían llevado de los empleados nuevos.  Por alguna razón extraña que no sabrían definir, ninguno de los dos hicieron mención a Charlotte, y lo cierto era que no pasaba desapercibida para nadie.  Eso extrañó a Anna, que ni siquiera su marido hiciese algún comentario.  La entrenadora había estado cordial y educada; les había dado la enhorabuena por el pequeño y alternó con toda naturalidad con todos ellos.  Pero Anna, siempre que podía no le quitaba la vista de encima.  No sabía el qué, pero en su interior la rechazaba, y eso la inquietaba.  No comentó nada con Alex para que no la dijera que la prejuzgaba sin tener motivos para ello.  Apagaron la luz, se abrazaron deseándose las buenas noches y tratarían de dormir, al menos durante un rato, hasta que Junior les diera el toque de queda  de su toma

Y los días pasaban y los meses también.  Alan y Davinia ya estaban instalados en Austin.  Junior ya estaba con sus primeroas papillas y se criaba precioso y sano.  Instaló un corralito en la oficina y ayudada por Fred, todo marchaba con regulridad.  Alex reanudó sus viajes con el ganado y poco a poco la vida transcurria como antes, salvo la presencia de junior que había sido el último en llegar a ese hogar.

Anna disponía de un poco más de tiempo, pero nunca era el suficiente para atender a su hijo, que a veces protestaba reclamando los brazos de su madre o simplemente salir fuera del corralito.  En este último viaje que realizó Alex, nada le había comentado de que iría también Charlotte.  Se enteró por casualidad porque escuchó a  Fred comentarlo con Teresa cuando  iba a entrar en la cocina.  No dijo nada, pero en su interior algo la inquietó.  Durante el tiempo que ella estaba en el rancho, Alex nunca quiso que fuera con él para evitar problemas con los hombres, no con los del rancho, que la respetaban al máximo, sino con los del resto que se juntaban en un mismo punto. ¿ Por qué la incluyó en el equipo? Había demostrado que los informes eran ciertos: era una profesional excelente, pero también era una bella mujer físicamente y eso hacía que estuviera en guardia.  Se lo preguntaría cuando Alex regresase.  Pero Alex regresó y ninguno de los dos comentó nada, y eso comenzó a ponerla nerviosa.  No notaba diferencia alguna en el comportamiento de su marido.  Habían reanudado,  hacía algún tiempo,  su intimidad,  al cumplirse la cuarentena de Junior y todo fue normal y extraordinario, según el mismo Alex la comentaba.  Sobre ese punto, no tenía quejas, pero no terminaba de encajar la figura femenina en su panorama.

Durante el almuerzo de ese día, en vista de que él no se pronunciaba, sacó la conversación, pero no directamente, sino dando un gran rodeo hasta llegar al punto donde ella quería estar.  Y lo consiguió

-¿Qué tal el viaje ? ¿ Ha ido todo bien ?
- Si, francamente.  Ha ido muy bien, afortunadamente.  Cada vez tenemos mayor fama por la calidad del ganado y el boca a boca funciona.  Hemos conquistado un nuevo comprador.  He llegado muy satisfecho.
- No me dijiste que habia novedades en el equipo
- ¿ Novedades, a qué te refieres?
- Vamos Alex. no me tomes por tonta.  Sabes perfectamente a qué me refiero.  Nunca quisiste que fuera contigo, sin embargo has llevado a Charlotte
- Charlotte vino porque la neceistaba por si compraba caballos. Y no nunca quise que vinieras; tú eres mi mujer, ella mi empleada.  He ahí la diferencia  Sé que tienes prevención contra ella, y francamente no me lo explico.  Siempre trata con respeto y lo cierto es que no tengo ninguna queja de ella  Hasta te la recomendaría para que algún día fuiseis al cine, o simplemente charlar con alguien.  te vendría bien. Podíamos invitarla a tomar un té, por ejemplo.
- ¿ La quieres meter en casa?
- No me gusta nada lo que estás insinuando. Prefiero no creer en lo que estoy pensando
- Dejemos esta conversación- dijo Anna, en vista del cariz que estaba tomando

No volvieron a hablar más del tema y no volvió a sacar la conversación. Charlotte fue incluida en el equipo de alguno de los viajes que realizaban y eso a Anna, le llevaban los demonios.  Precisamente porque no hablaba de ella , nunca. Sin embargo sí comentaba anécdotas de los otros obreros.  Eso la escamó un poco, pero no dijo nada.

El niño ya comenzaba a andar a gatas y difícilmente se estaba quiero, y Anna se ponía nerviosa porque no podía centrarse en lo que hacía por mucho que Fred la ayudara.  Pero aquella mañana, Junior estaba bastante inquieto.  Lloraba sin saber porqué; Teresa le dijo que posiblemente fuese algo de los dientes, pero ella no lo tenía muy seguro.  Una de las veces su llanto era más persistente e intenso, lo que la alarmó, y decidió no esperar más. Le metió en el coche y llamó a Alex para decirle que salía con el niño hacia la consulta del pediatra

- Espérame voy en cinco minutos.  Iré contigo

Los padres asustados llegaron a la consulta y les pasaron de inmediato con el médico, después de reconocerle dió su diagnóstico

- Tranquilos.  Lo que tiene son gases.  Habrá comido más de la cuenta y no los puede expulsar.  Os mandaré unas gotas y si vuelve a ocurrirle, se las dáis y veréis como se le pasa enseguida. Anna observa que si encoge las piernecitas al tiempo que llora, es señal de que le duele la tripa y lo más probable sean gases.  En cuanto los expulse se quedará dormido.  Ya irás aprendiendo estas cosas . Ningún bebe viene con instrucciones y es algo que debían hacer. - El médico soltó una carcajada lo que tranquilizó a los alarmados padres, que suspiraron más tranquilos.

De regreso al rancho Alex se mostró muy cariñoso con ella. Sabía lo mal que lo estaba pasando atendiendo el trabajo y sobretodo al niño.  Y sin esperarlo, la dijo:

- Teresa tiene una hermana que trabaja con un pediatra, además de ser enfermera. Voy a contratarla para que te ayude con Junior
- ¿ Crees que no lo estoy haciendo bien? ¿ No soy tan buena madre como esperabas?
- Eres una buena madre, la mejor, y si,  lo estás haciendo bien.  Creo que con Dolores te verás más descargada de trabajo. Mientras estés en la oficina ella puede ocuparse del niño, y así no estarás tan nerviosa.  No admito discusiones, lo necesitas.  Has llevado tú sola los primeros meses que son los más difíciles por desconocidos, pero ya comienza a gatear y necesita una persona que esté pendiente de él.  Así que he pensado en ello y lo he decidido.  Comenzará la semana próxima
-¿ Por qué no me lo has consultado?  Últimamente hces muchas cosas a mis espaldas
-¿ Qué quieres decir con eso?  te cuento todo, pero también sabía que ibas a protestar y enfadarte, así que tomé la determinación sobre los hechos consumados.  Te lo estoy diciendo ahora
- Bien, vale - y enfurruñada se calló
- Mira sé, que estamos nerviosos con lo ocurrido con el niño, pero has de tranquilizarte, él está bien, y mírale está dormido como dijo el doctor.  Es precioso.  Gracias . la dijo ésto último apretando su mano, y ese gesto deshizo todo el enfado que pudiera sentir.

Había terminado la jornada laboral y el matrimonio charlaba tranquilamente en el salón, mientras Junior jugueteaba en el corralito.  Entró Teresa y anunció que la señorita Charlotte quería hablar con ellos.

- Hágala pasar, Teresa

Anna miró a su marido extrañada ¿ de qué quería hablar?.  Pensó que si tuvieran un poco de suerte, sería para despedirse, lo que la permitiría respirar aliviada.  Pero se equivocaba

-Buenas tardes- saludo al entrar - perdonen que les moleste, sé que es su momento del día más tranquilo y apetecible pora ustedes.  Pero he sabido lo ocurrido con el niño esta mañana y quería saber si todo estaba bien.
- Gracias Charlotte, sólo eran gases. Se le pasó enseguida.  Muy amable por su parte interesarse por ello
-No ha sido una molestia, sino que creí debía hacerlo.  Los niños suelen dar esos sustos,pero lo mismo enferman que enseguida se les pasa.
- ¿ Le apetecería tomar un aperitivo con nosotros? - la dijo Alex

Anna no había pronunciado palabra, se limitaba a sonreir y  asentir.  Todo el diálogo lo tenían ellos, y encima debía obsequiarla con un aperitivo.  Creyó que debía ser educada y ofrecerle asiento y preguntarla lo que deseaba.  Después de un intermedio hablando de niños, ellos dos siguieron la conversación sobre anécdotas en el trabajo, quedando fuera de la conversación, algo que la dolía,porque les observaba detenidamente y veia que se miraban con profundidad y eso no la gustaba nada.
  Cundo se despidió, Anna le dió las buenas noches y subió a su dormitorio.  El sabía que estaba enfadada, pero no sabía por qué.  Suspiró profundamente y la siguió tratando de alcanzarla.  La tomó de un brazo y la retuvo.    Le había molestado la actitud fría y distante que había mantenido su mujer con una persona que había acudido a interesarse por la salud de su hijo.

-¿ Puedo saber lo que te ocurre?
- No me ocurre nada, y te aconsejo que lo dejemos aquí. He pasado mal día y no deseo pagarlo contigo
- Pues precisamente es conmigo con quién tienes que hablarlo. ¿ Te ha molestado esta visita?  Sé que no la tienes en mucho aprecio, y francamente no lo entiendo
- Por favor dejémoslo ahí. Estoy cansada, me duele la cabeza y deseo meterme en la cama cuanto antes
- Está bien.  Sea como quieres


Ella siguió su camino y él regresó al salón a ver un rato la televisión o  esperar que ella se serenase y se quedara dormida.  No sabía muy bien por qué lo hacía, en otras ocasiones la hubiera seguido al dormitorio, y ahí hubiera acabado todo.


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