miércoles, 12 de septiembre de 2018

Algún lugar en la tierra - Capítulo 17 - Milagro en vacaciones

Estaban felices.  Eran como dos chiquillos juguetones y traiesos.  Reian por cualquier cosa  que se les ocurriera.  Alex la mimaba, la cuidaba lo mismo que a una muñeca de porcelana.  No desperdiciaba ninguna ocasión para que ella supiera que la amaba y que creia estar viviendo un sueño al haberse convertido en su mujer.  En su única mujer en la vida, en toda ella,: ni pasada ni futura.  La abrazaba constantemente y la besaba.  Ella reia feliz sabiéndose poseedora de ese amor.  Sólo deseaban estar solos. No les importaba recorrer ciudades o no.  Cuando se recluían en la habitación del hotel, era cuando en realidad disfrutaban de la luna de miel.  No les importaba el cansancio de recorrer los lugares típicos para el turismo de los sitios que visitaban, sólo tenerse el uno al otro.

Eran como dos adolescentes que hubieran descubierto el amor por primera vez,  Pero los días pasaron sin darse cuenta y debían regresar a casa.  Para ellos sólo cambiaba el paisaje, porque por lo demás aprovechaban cinco minutos que tuvieran libres para estar juntos..  El trabajo y su rutina se imponía, y también el de Alex.  Hacían quince días que habían regresado de su luna de miel, cuando tuvo que llevar una remesa de ganado a Arizona.  Aunque les llevara en tren, él era el responsable y debía ir en persona para su entrega.  Entre ir y venir, se demoraría por lo menos una semana.  Alex iría con su ayudante más próximo, pero sólo de pensar en tener que separarse de Anna, se le ponía la piel de gallina .  Una semana era una eternidad para estar separado de ella y a Anna la ocurría lo mismo.  Pero debían acostumbrarse , puesto que lo haría con bastante frecuencia.  Trato de hablar con él ¿ Por qué no viajar con su marido?

- Tu oferta es muy tentadora, pero no quiero que vengas conmigo.  Es algo muy pesado y no sólo por el viaje.  Al llegar  al apartadero, hay que comprobar el ganado uno por uno.  hace un calor inaguantable y muchos hombres alrededor.  Unos son educados, pero otros...  No, no quiero que vengas.  No es lugar para tí.

Y muy de mañana le vió partir. Se abrazaron y besaron como si no fueran a volverse a ver, y lo cierto era que hacía poco que se hbían casado y la separación, aunque sólo fuese de una semana , se les haría interminable.  Anna sentía ganas de llorar, pero se reprimió por no atormentar más a Alan.

- Debería haber ido con él.  No me importarían las incomodidades, pero estaríamos juntos, se dijo

Esa semana se les haría interminable a ambos. Tenían el consuelo de que, por las noches hablaban por teléfono largas conversaciones de dos enamorados con insinuaciones juguetonas que hacían reir a Anna. Resultó que su marido era chispeante y divertido, pero esos juegos les hacían más dificil la separación

Y al fin llegó el día del retorno.  Era muy tarde y a Anna le extrañó que no la hubiera llamado.  Se acostó malhumorada no queriendo pensar en lo que Alan había comentado durante la cena, sobre las costumbres que tenían algunos ganaderos de festejar por todo lo alto la venta y por fin regreso a casa.

- Suelen organizar una gran juerga. Terminado el trabajo que les llevó hasta allí,   el alcohol y las mujeres es su gran celebración

Anna no quería pensar en ello, pero una pizca de celos invadió su cabeza, aunque el sentido común la dijera que con Alex no iban esos rollos.  Estuvo haciendo tiempo hasta recibir la llamada de cada noche, pero en vista de que no sucedía decidió meterse en la cama, aunque dudaba de que pudiera quedarse dormida inmediatamente.  Ya había desistido de ello, era más de media noche, y  seguro que estaría en la celebración final. ¿ Cuando llegará a casa?  Y con esos pensamientos se quedó dormida.  Adormilada, sintió algo extraño que terminó por despertarla.  Allí abrazado a su cuerpo estaba Alex.  Había preferido adelantar su regreso más que celebrar el buen negocio que habían hecho.

- ¡ Hola mujercita ! ¿ No te alegras de verme?
- ¡ Estás aquí !  Creí que ...
- Ya sé lo que creías.  Seguro que mi padre te puso en antecedentes de las celebraciones de los chicos al terminar.  ¿ Creiste que eso iba conmigo?  Tengo a mi esposa esperándome en casa, con ella es que deseo celebrarlo.  A mi no me van esos rollos de alcohón y de lo otro
- Dilo. Y sí, me alegro infinito de que estés aquí.  Creí que preferirías  quedarte a descansar y celebrarlo allí
- Te lo repito: lo celebraremos tú y yo,ahora mismo.  Creo que llevas demasiada ropa puesta
- ¡ Alex ! eres un descarado insolente
- Lo sé, pero no me importa. Ya sabías con quién te casabas ¿ o no ?
- Francamente no imaginaba que serías tan, tan...
- Basta de palabras

Y tapó con su boca la de ella, fundiéndose en un abrazo, fin y  preludio  de una abstinencia de casi una semana, pero que en ese momento dejó de serlo.  No madrugaron .  No importaba que las cuentas y los comentarios del negocio se demorasen unas horas.  Habían estado muchos días separados y estaban recién casados, motivo suficiente para no aparecer por la casa hasta la hora de la comida.

Todos sabrían el motivo de su ausencia y eso intimidaba a Anna, y hacía reir a Alex.  Su mujer a pesar de que no era una chiquilla, a veces se comportaba como una adolescente.  Y eso le encantaba, aunque a la hora de la verdad era bastante extrovertida, como a él también le gustaba esa doble cara en ella:  Tímida por el día, sensual de noche.

Y fueron pasando los días al mismo ritmo que ellos marcaban, pero también los meses.  Alex deseaba tener hijos, pero éstos no llegaban.  No era normal en una pareja joven, sana y tan apasionada como eran ellos.  por eso consulto con un doctor, en el cercano hospital de Laredo
-No te preocupes. hace poco tiempo que os habéis casado. Si vuestras relaciones son frecuentes y normales, sucederá en cualquier momento. Probablemente el estrés que hayáis tenido con la boda haya influído en ello.  Creo que no debes preocuparte y mucho menos a tu mujer.  Ellas enseguida piensan que no sirven para ser madres, cuando por regla general somos nosotros los que tenemos el problema. Pero en tí no creo que sea el caso; si quieres quedarte tranquilo podemos haceros un chequeo.  Así saldréis de dudas.  de cualquier forma te repito, hace poco que os habéis casado.

Alex no salió convencido de la consulta. No creyó que fuera por extres.  Ellos ponían todo su empeño en conseguirlo, pero ya llevaban seis meses de casados y nada había cambiado.  Lo hablaría con Anna y la convencería para hacerse un reconocimiento.


Anna escuchó a su marido con mucha atención y también con preocupación.  Nadie mejor que ella sabía que no estaba siendo normal lo que les ocurría. Alguno de ellos tenía un problema.  Hacían el amor a diario y era normal y extremadamente ardiente, con lo cuál no era por falta de pasión. ¿ Sería ella, sería él ?  Pero Alex, tenía razón: era mejor salir de dudas.  Pidieron cita con la clínica de fertilidad y de esta forma se asegurarían si había algo anormal que les impidiera cumplir su máximo sueño.  Pero no lo había en ninguno de los dos, y la recomendación del médico fue que se tranquilizasen y que dejaran actuar a la Naturaleza.  Les aconsejó un viaje tranquilo a algún lugar alejado del ajetreo que producen los visitantes a un lugar turístico.  Les aconsejó algo  solitario con mar sol y Naturaleza.
Y así lo hicieron, y alquilaron una cabaña que reuniera las tres cosas recomendadas por el médico.  La soledad y el amor tendrían que ponerlo ellos. Y lo pusieron y lo consiguieron.  Cuando regresaron al rancho, Anna tenía un retraso.  No se lo dijeron a nadie, no querían anticiparse por si al hacerlo todo se estropeara.  Fueron al médico, y este mandó unos análisis y ecografía, y efectivamente: estaba embarazada, de poco tiempo, pero ahí estaba la señal..  La emoción les embargó hasta el punto de casi llorar.  A la salida de la consulta se abrazaron y se besaron.  No les importó estar en medio de la calle, su felicidad era tanta que ni siquiera veían a la gente que pasaba por su lado y les miraba curiosos y sonrientes.  No se habían dado cuenta de que lo hacían en la puerta de la clínica; al pasar por su lado, un chico joven sonriente les grito :  "enhorabuena, pareja ".  Alex le respondió en el mismo tono

- Gracias.  Voy a ser padre.
-

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