viernes, 14 de septiembre de 2018

Algún lugar en la tierra - Capítulo 23 - Frente a frente

Anna tuvo la sangre fría de apostarse frente a la casa que primero fue suya y esperar a que Charlotte sacara todas sus cosas, las cargara en la furgoneta de su propiedad, y saliera a toda velocidad  mascullando algo por lo bajo. Ya no volvería al rancho.  Recogió su luiquidación y ni siquiera se despidió de sus compañeros, que estupefactos veian  que la señora no era una mosquita muerta, sino que tenía un fuerte carácter.
No quiso entrar a ver cómo estaba su cabaña, no quería ni oler el perfume de quién había roto su corazón.  Se había marchado y eso era lo que importaba  Con paso firme, se dirigió a la casa y preguntó a Dolores por el niño que jugaba tranquilo con unos juguetes en el corralito.

Voy a salir un rato.  Necesito tomar el aire.  No sé a qué hora vendré.  Por favor Dolores, encárguese de Junior, si me hace ese favor
- Descuide señora y vaya tranquila.

Subió a su habitación y cambió el vestido que llevaba por unos vaqueros y una camiseta, y las deportivas por unas botas de montar.  Después volvió a bajar y se dirigió a Bob

- Por favor Bob ¿ puede ensillar alguien un caballo que no sea muy nervioso?
- Señora ¿ sabe montar ?
- Desde luego. Aprendí cuando tenía diez años. No se preocupe sé manejar un caballo. Eso sí, que sea tranquilo.  Gracias Bob.  Espero aquí fuera

A los cinco minutos el caballo estaba frente a ella. Subió a la silla, y a trote ligero se perdió  de la vista de todos, que la miraban con admiración.
No sabía donde ir, ni a donde dirigirse.  Fue hasta el cementerio: necesitaba hablar con su padre.  Tenía que calmar sus nervios para estar más tranquila para enfrentarse a Alex.  Temía que la pelea que iban a tener sería muy fuerte, y ella plantearía una decisión que tendría que aceptar quisiera o no.

Después de llorar, y hablar con sus padres y con la madre de Alex. salió del cementerio.  Buscaba paz para su alma atormentada y decepcionada y llevando de las bridas al caballo, se dirigió hacia La Charca.  Aquél era su remanso de paz; estaba sola y podría gritar y llorar y desesperarse ante la magnitud de la decisión que iba a tomar.  Rendida de tanto llanto, poco a poco se fue calmando.  Se sentó en una piedra y apoyó su espalda en el tronco de un árbol.  Entornó lo ojos para descansarlos  después de tanto lloro, Sólo deseaba que el aire acariciara su cara, que tenía ardiendo. Y que los únicos ruidos que escuchase fueran los trinos de los pájaros.  El estar sola aplacaba su infinita tristeza y decepción, y así dejó correr las horas, perdiendo la noción del tiempo.

Alex llegó  al comenzar la tarde.  Lo primero que recibió fue la noticia de Teresa

- La señora no ha vuelto
- ¿ Cómo que no ha vuelto ? ¿ Ha salido ?
- Si, señor.  Salió esta mañana a primera hora a caballo.  No ha regresado ni para comer.  Estoy muy preocupada
¿ Por qué no me has avisado antes? ¿ El niño está bien ?
- Si señor, está con su siesta

Subió corriendo a la habitación y encima del comodín estaba su móvil

- ¡ Qué extraño. Nunca se lo deja !

Y entonces un mal presentimiento llenó de angustia su cabeza. Bajo de dos en dos las escaleras y salió en busca de los obreros.

- Bob, Bob.   Mi mujer no ha vuelto aún a casa.  Temo que le haya pasado algo
- Me pidió un caballo tranquilo y me dijo que sabía montar
- Si eso es cierto. Pero puede haber tenido una caida y estar herida.  Organiza una partida mientras me pongo las botas de montar.  Unos que vayan por carretera y otros conmigo.

En diez minutos todos los hombres del rancho se pusieron en movimiento.  Alex y Bob iban a caballo junto con otros, formando una partida  extendida a lo ancho del terreno,  llamándola.  De esta forma cubrirían más. .  Otros en un todo terreno, irían por otra parte.  No sabía por dónde había ido,  El rancho tenía mucha extensión .  Sería una larga labor la búsqueda.  Alex no se dio  cuenta de la ausencia de Charlotte.  Ahora todos sus pensamientos estaban centrados en Anna, en encontrarla y pedir que no estuviera herida.  Pero la búsqueda resultaba infructuosa, y por fin se dio cuenta de que posiblemente se dirigiera a La Charca, y hacia allí se encaminaron.

Cuando llegaron, Anna estaba en la misma posición  que tenía desde la mañana.  Alex se tiró del caballo y corrió hacia ella con el rostro desencajado.  Se alarmó cuando la vió con los ojos muy irritados de llorar.  Tocó sus brazos y sus piernas para comprobar que no estaba herida, pero ella se le adelantó:

- Haz el favor de quitar tus manos de mi. No estoy herida si es eso lo que miras -  De inmediato Alex supo lo que tanto temía.  Se volvió hacia los hombres y les dijo

- Volved a casa. Me quedaré con ella

 Todos comprendieron lo que pasaba y que tenían que hablar y , ellos allí estorbaban.  Bob dio la orden de regresar y se quedaron solos.  Anna giró la cabeza para otro lado: no quería verle, no quería, siquiera, escuchar su voz.  Alex supo que lo sabía todo y no por él, y pensó que había llegado el momento de decir la verdad.  Pero ella no quiso escucharle;  se tapó las orejas con las manos y escondió la cabeza entre sus piernas.  El insistía retirando los brazos para que oyera lo que tenía que decirla.  Pero por mucho que dijo que había sido un tremendo error, que no significó nada para él, que probablemente fuera el exceso de bebida...  Ella se levantó con intención de subirse al caballo

- No quiero saber nada.  Ahora no. Tú tiempo ha pasado.  Me he enterado de la forma más cruel de todas, porque me has dejado en ridículo delante de los empleados. Pero eso ya da igual.  Nada es comparable a la humillación que me has hecho.  No lo merecía. No te creo, no confío en ti
- Pero yo te amo.  Eres lo más importante para mi; tienes que creerme.  escúchame.  Reconozco que he obrado muy mal, que no debí ceder a la tentación, pero eso ya no tiene arreglo. Comencemos de nuevo
-¿ Qué comencemos de nuevo ? ¿ Cómo crees que voy a sentirme cuando me beses o acaricies mi cuerpo, o me hagas el amor ? ¿ En serio crees que puedo olvidarlo ? No confío en ti. Me iré de tu lado; el niño vendrá conmigo.  Tú podrás verle siempre que quieras pero no será ni en esta casa ni en la que me busque para vivir. Los servicios sociales fijarán un lugar para el encuentro.  Mañana mismo llevaré a mi abogado la documentación que precise
- Escúchame, escúchame ¿ Cómo vas a irte de casa?  ¿Cómo no voy a poder ver a mi hijo siempre que quiera?
- No debe importarte mucho cuando a él también le olvidaste.  He tenido todo el día para pensarlo y esa es mi decisión.  Nuestros caminos se separan aquí y ahora, donde comenzaron. Así se cierra el círculo
- No, no, no.  No puedo creer que ésto esté pasando
- Ya ves, ha ocurrido.  Te lo avisé y no quisiste hacerme caso. Probablemente ya estabas liado con ella y deseabas tenerla cerca
- ¡ Ni siquiera la conocía !
- He de decirte que la he despedido y la he echado de casa.  Cuando yo no esté serás libre para volverla a admitir o buscarte otra.
-Francamente me da igual.lo que hayas hecho con ella.  ¡ No me interesa !  Fue sólo esa noche. Ni la quiero ni la necesito.  Es a mi mujer a quién  quiero cerca de mi

Anna se subió al caballo y partió a galope .  Alex la miraba ir, sin terminar de comprender que su vida había quedado rota, que su familia había sido destruida en cinco minutos.  Y el pensar que debió decírselo ¿ habría aminorado el impacto?  Pero al menos ella no se hubiera sentido humillada ante unos extraños.  También él montó y partió tras ella tratando de darle alcance

Cuando estuvo a su altura agarró las bridas e hizo que el caballo frenara su galope

- ¿ Qué haces? ¿ Quieres que nos matemos ?
- Por supuesto que no.  Lo que quiero es que me escuches.  deseo contarte todo lo que pasó que sólo fue sexo, sin ninguna otra conexión. Que no sé cómo pude hacerlo, Que te estoy pidiendo perdón, y es cierto,  debí contártelo yo, y si no lo hice fue por temer lo que está ocurriendo ahora.  No es necesario que te vayas de casa. Si no me das otra oportunidad, quién se irá seré yo.  El niño debe estar en su hogar. Y no te preocupes, no te molestaré.  Y ahora vayamos al paso normal.  Yo también necesito tiempo para serenarme.

Ella no dijo nada, espoleó al caballo y aflojó las bridas acompasando su trote al de Alex.  Ni una sola vez se miraron, ni hablaron.  Nunca habían pasado una crisis tan aguda y grave como esta. En realidad, no habían pasado ninguna; habían discutido alguna vez, pero todo duraba hasta que iban a la cama.  Pero esta vez todo sería distinto.  El se marcharía esa misma noche.  No quería ir a la cabaña, con tanta ilusión que la construyó, porque se trataba del que iba a ser su hogar al casarse, y ahora la odiaba con toda su alma.  En ella había vivido la causante de todo, aunque para ser justos, él no necesito mucho para seguir el juego, y el resultado lo habría de pagar.  había cometido muchos errores: el primero acostarse con ella, y el segundo no contárselo a su mujer.  Aunque hubiera tenido una reacción fuerte, nunca sería como la que ha tomado. Había perdido lo más hermoso que le había pasado en la vida.

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