viernes, 13 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 10- Una imagen persistente

Sentados uno frente al otro, siguieron con los planteamientos que les había reunido.  Por un momento James olvidó  los encantos de ella y se centró en el tema. A medida que ella le facilitaba algún dato,  se interesaba más en poder ayudarla.  No era especialmente difícil, era otro de tantos trabajos, pero la complicación radicaba, en la fuerte cantidad de dinero que Hacienda les pedía y según lo dicho, no podrían cubrirla en su totalidad.  Trataría de ver si obtuvieran alguna moratoria o plazos para satisfacerla.  Tenían que ganar tiempo, ya que el plazo dado era relativamente corto.  A medida que iban revisando la documentación, el desánimo cundía en Rose.  No quería que se viniese abajo y para ello echó manó del carácter que tenía cuando ambos coincidieron en los juzgados.  Sabía que para ella era tocar la fibra sensible, pero no tenía más remedio que hacerlo si quería que ella respondiese y se envalentonara. El era optimista por naturaleza, pero ante una situación como la que estaba conociendo, no le extrañaba que la moral la tuviera hundida.

- ¿ Sabes qué ? Dejemoslo por hoy. Esta noche comenzaré a trabajar sobre ello, ahora disfrutemos tranquilos de la sobremesa y hablemos de nosotros. De lo que hemos hecho durante todo este tiempo.  Necesitamos tener la cabeza despejada, sino no lograremos sacar nada en limpio. Cuéntame sobre tí- la dijo

Era la ocasión propicia para conocer sus andanzas, y el porque ahora no era policía.  Ni él mismo se explicaba el interés que esa mujer despertaba en él.  Creía que lo había superado con el paso del tiempo, pero estaba visto que no era así.  No dejaba de mirarla como para retener en su retina cada gesto que ella hiciese. Sentía que poco a poco, su interés iba en aumento, y eso le asustaba por tratarse de ella.  Con otra no hubiera tenido problema, pero la inquietud que en él despertaba era lo que le ponía de los nervios.  Se había sentido atraído hacia ella a raíz del juicio e intentó verla, pero al no lograrlo, no prestó mayor atención, hasta olvidarse de ella completamente.  Hasta ahora, en que su interés había renacido con mayor fuerza si cabe, puesto que ahora, al fin, había conseguido su propósito.

La dejó en el hotel y James recogió su coche. Hasta que llegó al apartamento, no dejó de pensar en ella.  Había notado lo angustiada que estaba por su padre, y quería ayudarles. Había perdido el ímpetu que él la había conocido, y se juró así mismo, que volvería a ser la misma mujer que luchaba por hacerse un sitio en ese mundo de hombres en el que había elegido para ganarse la vida.
Se sirvió una copa, y extendió toda la documentación entregada por Rose, sobre la mesa del comedor. En un lado, instaló el ordenador, puso su móvil cerca por si tuviera alguna llamada y bolígrafos, lapiceros y rotuladores a su alcance. Ya todo lo tenía organizado. Se cambió de ropa poniéndose un chándal para estar más cómodo.  Dio un sorbo a la copa que se había servido y se dispuso a trabajar.

Creía que esa noche no dormiría;  cuando le interesaba , se enfrascaba tanto en la tarea que no se daba cuenta de que la noche avanzaba, hasta que las luces de un nuevo día, le volvían a la realidad.  Y lo cierto era que le apasionaba su trabajo; para eso había estudiado, por ello había trabajado en el mejor despacho de abogados, por eso le consideraban el mejor y más hábil en los asuntos financieros.  Pero este trabajo, no era para blanquear dinero ni nada que se le pareciera, sino por ayudar a alguien que le había conmovido, algo que seguía sin explicarse.

No atendería su despacho particular y se dedicaría por entero al tema de Rose.  Se justificaba así mismo que era un encargo de su mejor amigo y colega, pero lo cierto era, aunque él no quisiera verlo, que lo hacía por ella.  Ya se veían las primeras luces cuando dio por terminado su trabajo, al menos por unas horas. Estiró los brazos para desperezarse, y echó una mirada a la mesa completamente llena de papeles.  Al menos los había puesto en el orden que le interesaba para su mejor localización de datos.  Consultó el reloj y comprendió que era muy temprano para llamarla por teléfono, ni a ella ni a Frederick.  Esa forma de trabajar  pocas veces lo había hecho, pero este era un caso especial.  Sonrió mientras lo pensaba y en su retina, se reflejó una vez más, un retazo de su entrevista con ella el día anterior.  Reconocía que estaba obsesionado y no veía la razón. No sabía el porqué tanto interés en que saliera bien.  Trataría de quedar con ella nuevamente con cualquier excusa, pero lo cierto es que no tenía nada nuevo que contarle, pero sería un  pretexto para estar junto a ella, siquiera por un rato, y al mismo tiempo propiciaría un nuevo encuentro.  Pondría a su servicio su experiencia como abogado y establecería contacto con el antiguo investigador privado que tenía cuando ejercía la abogacía.  Le sería de mucha ayuda. Y entonces recordó  a Trevor, el confidente que tuvo, y que le estaba sumamente agradecido por haber librado a su hermano de la cárcel.  Aunque no sabía si aceptaría ser el ayudante de Rose, sabiendo que había sido  ella quién le detuvo.

Se aseó y estaba tomando un café, cuando el teléfono sonó

-¿ Qué , cómo fue todo ? - la voz sobradamente conocida de Frederick llegó hasta sus oídos
- Ahora iba a llamarte.  Estaba haciendo tiempo para hacerlo. Está complicado, más que nada para conseguir la moratoria para el pago.  Rose está asustada por la cantidad que han de pagar. Mucho me temo que tendrán que hipotecar la casa o bien vender algún bien que puedan tener.  Estoy haciendo todo lo posible, pero está nerviosa e intranquila
- ¿ Llegaste a tiempo a la cita ?
- Un poco justa, pero a la hora señalada
- Te pido por favor que la trates bien, es una amiga muy apreciada para mí
- Va a ser un poco difícil.  Es una mujer muy atractiva, pero trataré de comportarme
- James ... Nos conocemos.  Te conozco muy bien y se cómo te las gastas. Respétala, por favor
-¿ Crees que soy capaz de alguna travesura con ella ? Pues acertarías, pero está muy vulnerable en estos momentos. Es amiga tuya y me recomiendas que la respete. Y yo así lo haré, aunque créeme, me va a costar mucho.  Es una mujer fascinante
- Lo entiendo.  Estoy casado y aunque no tengo ojos más que para mi mujer, la vista la conservo intacta y sé que es bonita y  difícil resistirse a su conquista
- Sé que me dais mala fama, pero sé cuándo debo atacar y cuando no.  Y esta vez no será; así que quédate tranquilo.
- Está bien. Tenme al corriente y si puedo echaros una mano, no dudes en decírmelo. Adiós Jimmy
- Adiós Patrick

¿ Había sido sincero con su amigo? Si, lo había sido.  No trataría de intimar con ella más que lo justo que el caso requería.  No deseaba tentar a la suerte porque ya estaba "algo tocado" por ella.  En cuanto resolviese el trámite, pondría pies en polvorosa para alejarse de Rose  a toda velocidad, antes de que las tentaciones fueran más fuertes. Tenía que reconocer que se había ganado la fama a pulso, pero también era un caballero y sabía qué podía traspasar y que no.  Pero  era demasiado atractiva para estar a su lado y no sentirse tentado.

- En cuanto termine, saldré huyendo a toda prisa, es demasiado tentador y no quiero sufrir descalabros amorosos, no señor.  Cuando llegue la hora lo sabré y aún no ha llegado.  Aunque mirándolo bien, no me importaría nada perder la cabeza por Rose.  Cálmate muchacho, ya la has perdido- le dijo una voz desde su interior- ¿ acaso crees que esa insistencia  que tuviste hace tiempo, por salir con ella, era mera curiosidad?  Ya te gustaba.  Sólo que entonces no la conocías, y ahora sí y es amiga de tu amigo.  Ojo, no te desmadres.

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