lunes, 23 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 32 - Cienfuegos

Ante una inmobiliaria en Laredo, aparcó un coche de super lujo, de esos que se ven pocos por el mundo.  De él descendió un hombre trajeado de color gris oscuro, corpulento y de unos cuarenta años de edad.  Rápidamente se trasladó a la parte de atrás y abrió otra puerta de la que descendió otro,  vestido  de sport elegantemente y  un poco más joven que el anterior.  El hombre de gris, en la calle, miraba a uno y otro lado de ella observando quién transitaba cerca de donde estaban aparcados..  El otro entró en la inmobiliaria.  El empleado que allí estaba se quedó boquiabierto, pues  raras veces acudían gentes tan distinguidas a su establecimiento.  Con paso seguro, el caballero se dirigió a una de las  mesas para  que le informaran de algo concreto.  Le hicieron sentar y a continuación expuso lo que venía buscando


- Verá usted- dijo al empleado que muy impostado y sonriente se deshacía para complacerle - Necesito un terreno, o mejor si fuera posible una casa ya construida en mitad del campo, rodeada de árboles y aislada de miradas curiosas.  Ha de tener ciertas dimensiones, es decir que sea amplia con al menos cinco habitaciones completas, un comedor, cocina, salón, piscina.... en fin mas o menos como le describo.  ¿ Sería posible algo así ?
- Desde luego, caballero.  Ha venido al lugar indicado. Deje que le enseñe alguna de ellas

Desplegó un catálogo en el que detallaba minuciosamente el contenido de cada oferta, y además buscó en el ordenador para que lo viera más fielmente.  Y el vendedor no exageró cuando dijo que su establecimiento era el mejor en ese campo, porque efectivamente encontró lo que buscaba.
Pero él lo quería ver in situ, de modo que en un todo terreno  y seguido por el comprador en su coche, se perdieron por la calle principal, rumbo a ese oasis de paz que deseaba adquirir.

Había bastante distancia desde la inmobiliaria hasta donde estaba el terreno.  Tardaron en llegar más de media hora, pero efectivamente, la casa  estaba rodeada de arboles y tenia una valla alta con madreselvas que impedían vislumbrar su interior.  Estuvieron dentro más de una hora y el comprador y su acompañante tomaban medidas y cuchicheaban bajito para que el vendedor no escuchara  lo que hablaban algo que no sería posible, ya que iban de habitación en habitación y el buen hombre permanecía a la entrada de la mansión

Al fin aparecieron en donde estaba y por el rostro del adinerado comprador, supo que esa comisión ya la tenía en su bolsillo. Denotaba satisfacción.  Ahora sólo quedaba volver a la inmobiliaria y formalizar la compra

- Necesito tenerla lista de inmediato - es todo lo que dijo al cierre de la operación.  Extendió un cheque por la totalidad de la venta, y tras recoger las llaves volvieron a su coche silenciosamente como habían llegado.

Una semana más tarde, una hilera de camiones paraban a la entrada de la mansión. Su propietario aún tardaría una semana en llegar, pero para entonces, debía estar todo en su punto.  Y lo estuvo, y llegó secretamente encerrándose en el interior de esa monumental vivienda.  Nadie le vió llegar, nadie vio su rostro.  Por el lugar corrían rumores de que era un alto personaje de la política y deseaba privacidad . Todo especulaciones, porque en realidad, ni siquiera el empleado de la inmobiliaria le había vuelto a ver.. Sólo vieron a unos obreros dirigirse a la mansión, y en su parte trasera, allanar un terrero y construir una pista de aterrizaje para un helicóptero, aparato que permaneció anclado allí a la espera de que su dueño hiciese uso de él.  Pero hasta las más curiosos del lugar se olvidaron de ello transcurridas unas semanas Seguían sin conocer al extraño personaje.

Un día comenzaron a llegar varios coches lujosos que atravesaban la ciudad a gran velocidad y tomaban la dirección de la mansión.

-Será una fiesta - pensaron los hombres que jugaban a cartas en el bar que estaba pegado a la carretera por la que pasaban raudos.. Seguía sin despejarse el misterio y así sería durante mucho, mucho tiempo.  El helicóptero no se había movido de allí, pero al cabo de cuatro días, los coches que pasaron por el pueblo, hacían el recorrido inverso, señal que lo que fuera a lo que habían venido, había terminado.  Y de nuevo la tranquilidad y la curiosidad se instaló en aquella parte  del planeta.

Trevor Livingston estaba en una cafetería cuando presenció el desfile de coches que se dirigían al rancho.  Por la experiencia que él tenía de andar por la calle, supo que aquello no era normal y que tenía un "tufo" de no ser muy legal.  Todos los días iba a la salida del pueblo que estaba cerca de la carretera que conducía a la mansión

-Si han entrado tendrán que salir por mucha fiesta que allí tengan.

Y día tras día se integraba en la tertulia de los ancianos que seguían con sus partidas de cartas o de dominó.  Pero por mucho que preguntaba, nadie sabía darle razón de ello.  Y por su cuenta empezó a hacer averiguaciones, comenzando por la inmobiliaria, en donde haciéndose valer como detective y,  dado que el empleado era poco avispado, consiguió el nombre del propietario:  Fernando Martínez.  Como esperaba, en el banco no quisieron darle ningún dato, por lo que optó por hablar con James a ver qué podrían hacer

- Ve a El paso y en la hemeroteca recaba toda la información que se haya publicado sobre un suceso ocurrido  hará unos diez años aproximadamente.  Tuvieron que reseñarlo puesto que hubieron muertos y huidos.  No sé porqué me parece que algo tiene que ver con la mansión.  Ese secretismo y aislamiento...  Pero no creo que fuera tan torpe de volver a una zona en donde pueda ser reconocido, pero seguramente su ego se niega a ver las cosas claras.  No hables con nadie de todo esto.  Hemos de andar con mucho cuidado, es un sujeto peligroso


Siguiendo las instrucciones que les habían dado, los hermanos fueron al día siguiente hasta El Paso.  Allí Tratarían de hablar con algún vecino que viviera por aquella época , o amigos, o la propia familia si aún allí vivieran.  Nadie sabía nada o al menos decían que no lo sabían. En vista del fracaso se dirigieron al ayuntamiento de la ciudad y allí estuvieron toda la mañana en la hemeroteca viendo las noticias de los periódicos de aquellas fechas, y cuando ya iban a rendirse, pudieron dar con la noticia.  Algunas notas de prensa, contenían fotografías de algunos de ellos, de los fallecidos y otra  de uno de los huidos.  Sacaron una foto de él con el móvil, y ávidamente buscaron su nombre:   Fernando Martínez, alias Chiquito Cienfuegos.  Bien, ya tenían algún indicio y el presentimiento de  que en aquella mansión se escondía alguno de ellos.  Dieron un paseo alrededor del banco y por otros establecimientos más exclusivos, por si acaso aparecía, al menos alguno de los guardaespaldas.  Pero sería demasiada suerte si eso ocurriera, y al no ser así, optaron por regresar al rancho y darle los datos a James.

- Tengo el presentimiento que allí hay algo que quieren ocultar , pero  con tanta ostentación, van a conseguir todo lo contrario y serán el punto de mira de todos, al menos el nuestro lo es desde este mismo momento.  No debéis hablar con nadie de esto, ni siquiera con mi mujer, querría intervenir y aún es pronto.  No tenemos más que sospechas y hay que andar con pies de plomo.  A quién buscamos se hacía llamar Chiquito Cienfuegos, y aunque sabemos que podría ser un nombre falso, no estamos seguros que se trate de la misma persona que vive en la mansión.  Me pondré en contacto con Nueva York, a ver si los antiguos compañeros de mi mujer pueden ampliarme la noticia. Buen trabajo chicos, y ya sabéis:  de esto nada de nada a nadie.
- Entendido, jefe.- respondieron ellos


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