martes, 10 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 5 - Deseo contrariado

Estaba impaciente y a la vez contento,   en su interior.  No se debía al juicio ni al resultado que pudiera obtener ¿ Entonces ? ¿ Qué le estaba ocurriendo? Sería el resultado de la fantasía soñada la noche anterior, pero eso tampoco, ya que a penas iniciada se quedó dormido.  Todo era más sencillo de lo que imaginaba, sólo que aún no lo sabía.

Cuando el alguacil pronunció las palabras que indicaban que iba a comenzar una nueva sesión,  James Donovan, giró la cabeza buscando entre el público algo, no sabía muy bien qué o a quién, pero no lo halló, centrándose  en lo que tenía que hacer en esos momentos.  Nada nuevo ocurría en aquella sesión, que fue suspendida hasta después del almuerzo.

Había sido el turno del fiscal y Donovan había protestado en diferentes ocasiones, pero no en todas se salió con la suya. El fiscal Chaptman había reaccionado respecto a  la sesión anterior, y estaba esgrimiendo sus mismas artes.  Ambos colegas y amigos se miraban recelosos.  En esos momentos sólo eran fiscal y defensor; a la salida recuperarían su grado de amistad, pero ante todo eran profesionales.  Y fue al terminar la vista de ese día cuando se reunieron para tomar una copa;  no tendrían juicio hasta el lunes, así que tenían el fin de semana libre para descansar.

Sería una oportunidad excelente para preguntar a Frederick por esa desconocida agente que tanto había llamado su atención.  Sentados en una mesa en Dead Rabbit y transcurrida una media hora, se decidió a indagar acerca de la policía.  Le intrigaba, pero a la vez le enfadaba esa especie de obsesión que tenía con esa chica. ¿ Qué estaría haciendo ahora? ¿ Estaría en la calle con alguna misión? Se equivocaba, porque ella también tenía su tiempo libre, y en esos momentos, estaba en su casa tranquilamente viendo la televisión y dando buena cuenta de una tarrina de helado de chocolate.  Necesitaba estar tranquila.  La semana que finalizaba había sido bastante agitada.  Tan sólo el día del juicio tuvo una mañana calmada relativamente, porque la incomodidad que sentía allí, en el estrado,  se vio vulnerable a todo y a todos
  Echó la vista atrás y revivió con desasosiego su intervención. El defensor , su seguridad, la puso nerviosa.  Había estado muy tranquila, sabía que había hecho bien su trabajo en lo que a ella se refería, pero fue tenerle enfrente, a su inquisidora mirada y perdió totalmente los nervios.  Era la primera vez que la ocurría, claro que eran las veces contadas las  que la citaban como testigo.  Si así lo requería alguna de las partes, siempre era su sargento quien comparecía en nombre de su departamento.  Sería difícil coincidir en otra ocasión, y francamente esa idea la tranquilizó bastante.

 Y era extraño, porque nunca había perdido la compostura, ni siquiera ante un cuerpo salvajemente  atacado en un delito. A esas escenas ya se había acostumbrado, aunque nunca terminaba de admitir que hubiesen mentes que cometieran esas salvajadas.  Y de nuevo recordó una de las alegaciones que presentara el defensor

- ¿ De verdad creen ustedes, señores del jurado, que mi defendido tiene la complexión suficiente como para vencer a la víctima ?  Morgan es un muchacho de diecisiete años, y la pobre Natalie Spencer, pesaba ¿ cuánto, cien kilos ?  So pena de que contase con un cómplice,  cosa sobradamente demostrada, que sólo hubo una persona, y esa persona no fue mi defendido

 Rose Patton, se incorporó de su siento, dejando el helado sobre la mesa y analizando concienzudamente las palabras que pronunciara el defensor.  Y tenía su lógica, tenía razón. Había algo que no cuadraba, pero no quería pensar que le hubieran tomado por chivo expiatorio, y que la policía no cumpliera con su deber, sólo porque el detenido era un joven con pocos recursos.
 Estaba en su día libre, así que no pensaría en el trabajo, pero el lunes, en cuanto llegara a la comisaría, repasaría todo el caso y de encontrar algo, hablaría de inmediato con el fiscal.

Los dos amigos charlaban amigablemente de mil cosas intrascendentes;  tenían una regla de oro:  no hablar de trabajo y por supuesto, ni mencionar el caso que les enfrentaba en ese momento.  La agente  era parte del caso muy de pasada, sin embargo lo que deseaba averiguar sólo concernía a la vida privada.  Quería conocerla y tomar una copa, o cenar con ella, así de simple.  Frederick se mostró reacio en un principio, pero la labia de James era lo suficientemente convincente como para arrimar el ascua a su terreno

- ¿ Te has encaprichado con ella ?  Te aseguro que es una chica formal, así que si lo que quieres es divertirte a su costa, te aconsejo que no vayas por ese camino.  Es una compañera y muy eficiente, por cierto, aunque el otro día se sintiera insegura.  Es el efecto que produces en todos
- ¿ En serio ?  Te aseguro que es por mera curiosidad.  Te prometo tratarla con el máximo respeto.  Sólo deseo conocer un poco mejor a mis contrincantes.  A ti ya te conozco, pero ella parecía desafiarme y a un mismo tiempo vulnerable, y eso pica mi curiosidad. Te prometo que no hay otra intención. ¡ Por Dios, si parecía un polluelo asustado !
- De las aguas mansas me libre Dios, que de las bravas me libro yo.  No te fíes de las apariencias, pronto la ascenderán, no te engañes, tiene mucho carácter    De todas maneras no voy a darte ninguna referencia de ella.  Si quieres conocerla, ve un día a su comisaría y habla con ella.  Tan sólo te diré que se llama Rose

Y siguiendo el consejo de su amigo, una mañana que no tenía juicios se acercó a Manhattan, a la 47, que no distaba mucho de su despacho de abogados en donde trabajaba.  Peguntó por ella, pero un compañero le explicó que había salido de servicio y que no sabía cuándo regresaría. Si que le estaba resultando difícil lograr una entrevista con ella.  Era un poco supersticioso, e interpretó que era una señal y que no estaban destinados a encontrarse.  Torció el gesto contrariado, pero inmediatamente  se recompuso  y decidió darlo al olvido y no volver a pensar en Rose.

Y la olvidó.  Y sus caminos no volvieron a cruzarse.  El caso que les había enfrentado se dio nulo por falta de pruebas y ahí terminó la historia

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