lunes, 23 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 34 - Sentimientos intensos

Ya llevaba más de seis meses como sheriff sin que nada ni nadie alterase el panorama, por lo que James poco a poco, se fue tranquilizando. Esa noche estaba especialmente eufórico y contento, y lo cierto no sabía a qué atribuirlo porque nada había cambiado entre ellos. Pero debió ser el hecho cotidiano de ver cómo Rose  se desvestía para meterse en la cama. Lo había hecho siempre estando él presente, era su marido, conocía perfectamente su cuerpo y la había visto desnuda en repetidas ocasiones, aunque lo cierto es que el final siempre había sido el mismo: su unión conyugal. Le excitaba verla, ver su cuerpo bien  formado y sentía la misma pasión que cuando la vio por primera vez.  La euforia de ese primer momento era el  que sentía aquella noche y algo debió  notar ella, porque también la transmitía ese deseo.  Y, ambos impacientes, no lo demoraron más. Y él  constantemente la decía cuánto la amaba y ella le premiaba besándole como nunca había hecho.  ¿Sería el cambio de luna? Posiblemente, pero ellos sólo sabían que deseaban estar juntos por siempre
perteneciéndose mutuamente. Y se les fue el santo al cielo, y la noche transcurría y ellos no interrumpían su estado de euforia, nada más que para tomar aliento

- ¡ Qué noche tan extraña ! - dijo Rose mientras se levantaba- Se me está haciendo tarde
- No vayas hoy- la pidió él - Podemos seguir con lo nuestro.  No me importaría estar todo el día haciéndote el amor
- Dudo mucho de que pudiéramos aguantarlo. replicó ella riendo a carcajadas-.  En serio he de irme, pero mañana  no trabajo así que  resérvate para luego

Quién diría que, aunque había pasado el tiempò seguían con tan buena forma´.  Nunca imaginó que resultara una vida familiar plena, él,  que siempre creyó que jamás se uniría a alguien para toda la vida.  Y de refilón recordó a Claire y lo distinta que eran esas dos mujeres en la cama.  Sonrió satisfecho admirando a Rose, que ya salía por la puerta para desayunar.
  Y la vio partir y él se dirigió a su despacho, quería tenerlo todo listo para tener el día siguiente libre, sólo para ella.  Harían lo que ella quisiera y cuando quisiera. Tenía plena devoción por su mujer y ese sentimiento tan intenso, a veces le daba miedo.  Necesitaban otro hijo. Uno del que disfrutaran ambos a un tiempo, y aunque no  por tener esa ilusión Ada, dejaría de estar siempre presente en su vida.  Tuvieran los hijos que fuesen, ella siempre estaría en un lugar preferente.  Le habían arrebatado,  sin quererlo,  siete años de su vida.  Las cosas habían surgido así; nadie tenía la culpa pero él la sentía más cercana para compensarla de algún modo su ausencia.

La maravillosa actitud de los niños, que ven las cosas a su inocente manera, que con confianza plena aceptan las explicaciones que les den los mayores, y aman y gozan en todo momento,  intensamente del regalo de amor que se les hace como compensación.


Y Ada no fue una excepción  y juntos ambos, su padre y su madre, con las manos unidas, la explicaron lo mejor que pudieron la ausencia paterna durante tanto tiempo.  Y la niña les escucho atentamente, y al terminar la explicación, se lanzó impetuosa al cuello del padre y abrazando a su madre.  Se miraron emocionados cuando la niña salió corriendo a seguir con sus juegos.  Entonces James abrazando a su esposa, la dijo

- Gracias por esta hija increíble que me has dado.  Por cómo la educaste, con el alma limpia sin rencores por las ausencias.  Siempre te estaré agradecido por ello.  La has educado en el amor y no en la desilusión-.  Se abrazaron.  El mal trago que tanto temían, había pasado ya.

¿ Qué le pasaba hoy que estaba tan romántico y a la vez tan sensible  ¿ Sería por la noche tan especial pasada con Rose?Habían tenido muchas noches tan tórridas como esa, y sin embargo nunca se había vuelto tan melancólico.  Decidió aparcar sus reflexiones y entró en el despacho en donde le aguardaban los hermanos Livingston.


Deseaban plantearle algo que se les había ocurrido, y si daba el visto bueno planear concienzudamente lo que tenían en mente.

- Verá señor, se nos ha ocurrido hacer indagaciones por el pueblo.  En la inmobiliaria porque ese casoplón que el hombre misterioso compró, me huele mal. Seguramente no será el individuo que nos ocupa, pero creo que si no es  y se mueve en los mismos círculos,  algún criado podría darnos alguna pista. Seguramente no será sólo en un día lo que,  vayamos o no,  a descubrir.  tendrán que vernos más veces, sobre todo en el pueblo.  Formar parte de las tertulias de los vecinos, de sus partidas de cartas, . integrarnos con ellos y darles como pretexto que venimos buscando trabajo  Que cojan confianza con nosotros.  Creo que es nuestra última oportunidad, porque ya no se me ocurren más cosas ni donde investigar

- Es una buena idea. Dejad todo lo que estéis haciendo aquí y dedicaos de pleno a esas pesquisas.
Lamentaría profundamente que no sacásemos nada en limpio.  Se lo debo a mi mujer y a mi suegro. No reparéis en gastos si tenéis que hospedaros en algún hotel porque así lo creáis más oportuno.  Y sobre todo no perdáis de vista a los esbirros de esa casa, pero no hagáis nada . Si veis algo sospechoso, llamadme de inmediato y yo hablaré con la policía, y sobre todo tened mucho cuidado con lo que habláis con mi mujer. Se enterará, de eso estoy seguro, pero cuanto menos y, más tarde, mejor.  No quiero que esté nerviosa ni preocupada.
- No se preocupe. Lo haremos lo mejor que sepamos.  Estaremos en contacto.


Prepararon un pequeño equipaje y en su coche, partieron rumbo a Westway y si fuera necesario irían hasta Laredo o a El Paso, a ver si allí tuvieran mejor suerte, puesto que el tal Chiquito, presuntamente había vivido allí.
Y ejecutaron el plan que tenían previsto, pero al ser desconocidos, les costaba mucho trabajo entablar cualquier tipo de amistad con los vecinos. Y pasaron bastantes días, hasta que al fin uno de los contertulios con el que jugaban a cartas, les insinuó que a quién buscaban era oriundo de El Paso.  Los hermanos se miraron sin decir nada, pero ya sabían lo que tenían que hacer: viajar hasta allí, ir a la hemeroteca y buscar si había alguna publicación en los periódicos de aquellas fechas.  Era muy probable que así fuera, puesto que habían habido dos muertos, detenidos y algunos huidos que buscaron denodadamente, entonces.  Pero con el paso del tiempo se fue olvidando hasta quedarse enterrado entre los papeles de un escritorio de la policía.
Y encontraron los datos,  pero eran los mismos que la policía les facilitara en su día.  Todo había sido inútil.  No habían adelantado nada en absoluto.
Descorazonados regresaron a Westway y con el consabido disgusto se lo comunicaron a James, que dándoles una palmada en el hombro, restó importancia al hecho, ya que sabían desde el principio que era poco menos que imposible  averiguarlo, ya que carecían de datos.  Tendrían que darse por vencidos definitivamente.

Y pasaron los días, pero la sensación extraña que James sentía, no desaparecía, ni el miedo tampoco.  Sin embargo nada hacía que lo sintiera;  todo estaba tranquilo y Rose, seguía con el mismo trabajo que se le había encomendado.  Hacía unas tres semanas que habían tenido aquel memorable fin de semana, sería bueno repetirlo de nuevo, a pesar de que  ellos , precisamente,  no carecían de pasión y la sentían siempre que deseaban.



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