martes, 17 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 16 -Nuevos horizontes

Pero la mañana pasaba y tenían que regresar a casa y al día siguiente sería el de la partida de James. Interiormente se decían que  serían sólo unos días, hasta que ella se reintegrase a su trabajo, pero serían interminables.  El recuerdo de la noche pasada juntos, perduraría en la memoria de ambos.  Había sido una ocasión especial que sorprendió a los dos, ya que no esperaban que la respuesta a esa cita fuera tan elocuente en sentimientos,  que creían no experimentar, pero estaba visto que se engañaban. Y aquella noche, su última noche juntos,que debió ser sólo para ellos, fue la de la despedida del entorno del rancho e hicieron una pequeña fiesta para agasajar al  abogado que tanto les había ayudado.  Hubieron cantos de parte de los trabajadores mejicanos, bebidas y barbacoa en su homenaje.

James estaba emocionado al ver lo entrañables que eran aquellas gentes y el cariño que le demostraba Thomas, aunque lo que más deseaba era estar a solas con Rose y poder hablar con ella de lo que les unía y separaba aun mismo tiempo.  Ella se mostraba algo esquiva, pero lo que en realidad la ocurría, era que ya le echaba de menos sin haberse ido aún.  La asustaba ese sentimiento que James había despertado en una sola noche y que nunca antes había sentido.  Deseaba volver a experimentar lo sucedido el día anterior en aquel hotel, pero tal y como se habían presentado las cosas era imposible que sucediera.Guardaría en su memoria lo ocurrido por primera vez en su vida, ya que nunca lo había sentido con otro hombre, sólo con James.
Sabía de antemano que él no pensaría lo mismo;  se le veía contento y satisfecho gastando bromas con todos los hombres y mujeres que allí estaban y que formaban un corrillo cantando y contando chistes. Ella también estaba en él, pero no terminaba de integrarse.  Sus miradas se cruzaban de vez en cuando, pero nada más.
El día de la partida de James, sería día de trabajo para ellos.  Se levantaban casi con el alba y por eso , antes de llegar la medianoche, dieron por terminada la reunión, y cada uno  regresaría a su hogar, no sin antes ayudar a  Zulma y a Pedro a dejar todo en orden, que entre todos no tardaron nada en hacerlo.  Y todos se acostaron menos Rose que  con un vaso de vino en la mano, se mecía suavemente en la hamaca que había a la entrada,  en el porche.

 El silencio era absoluto y ella lo agradecía;  necesitaba aclarar sus ideas y  hacerse cargo de que todo había pasado ya, todo, y también James pasaría.  Aún la quedaban unos días de vacaciones y los aprovecharía para estar con su padre, pero también impaciente por viajar hasta Nueva York ¿ Tenía algo que ver James? No lo sabía, pero tampoco lo deseaba saber.  Las cosas transcurrirían con normalidad y si volvieran a verse no sería porque lo buscasen, sino porque el destino así lo quisiese.  Tendrían ambos mucho trabajo, ya que él la había comentado que varios bufetes le solicitaban su incorporación, incluso del que se había despedido. Todo estaba en el aire, sólo eran  planes y nada seguros.  Era el cuento de la lechera, una vez más, así que debía prepararse para olvidarse definitivamente de James Donovan
Y en esas reflexiones estaba cuando él apareció
 en el porche, sentándose a su lado.  La observó detenidamente y sospecho que no estaba muy satisfecha.  Durante toda la tarde se había mostrado fría y distante evitando estar juntos.  Era algo que no comprendía y no sabía a qué atribuirlo, por eso había bajado en su busca, quería aclararlo antes de partir

- Te noto muy extraña ¿ Estás bien ?
- Perfectamente - respondió
- Voy a echarte mucho de menos.  Estos días que hemos pasado juntos, a pesar de que han sido pocos, me he sentido muy feliz a tu lado. Lo de anoche fue muy especial, al menos para mi
- No te creo
-¿ No me crees ? ¿ Por qué ? ¿ Piensas que te lo digo por cumplir ? Pues desechalo de tu cabeza; he sido totalmente sincero.  Nunca he experimentado, con nadie, las sensaciones que sentí anoche.
- Si - dijo displicente - estuvo bien. Pero será difícil que vuelva a repetirse. Mucha culpa la tuvo el vino que tomamos, por ello seguramente nos desbocamos un poco

- Yo no estaba en absoluto desbocado. Era lo que sentía. Me gustas mucho Rose, y lo sabes.  Una mujer nota cuando interesa a un hombre, y tú has debido darte cuenta
- James, olvídalo.  Vamos por caminos diferentes con vidas diferentes que difícilmente volverán a coincidir. Una vez que regresemos a la ciudad, tu tendrás tus asuntos y yo los míos. Será difícil, incluso, que volvamos a vernos.  Por lo menos en mucho tiempo. Te estaré eternamente agradecida por todo lo que has hecho por nosotros, pero no se repetirá lo de ayer.
- Estás muy segura de ello. Nos atraemos mutuamente y eso salta a la vista en cuanto estamos juntos. Sé que tenemos mucho de lo que hablar, conocernos, pero también tenemos todo el tiempo del mundo por delante. Si no lo deseas, al menos mantengamos una buena amistad. Siempre podrás contar conmigo en cualquier circunstancia
- Te doy las gracias nuevamente. Y sí, me gustaría mucho ser tu amiga aunque nos viésemos de tarde en tarde.
- Está bien, no estoy de acuerdo contigo, pero no puedo imponerte lo que siento. Creí que solucionaríamos nuestros temas, pero ya veo que no lo hemos hecho. Me retiro para dejarte tranquila.  Mañana he de madrugar
- Mi padre te llevará al aeropuerto y yo también iré. Te aprecio Jim, pero como te he dicho nuestras vidas van por otros derroteros: tu tienes tu vida y yo la mía.  Eso es todo.
- Bien. Pues hasta mañana- respondió James
- Descansa. Te aguarda un día muy largo

James volvió sobre sus pasos desalentado por la poca acogida que había visto en ella.  La había propuesto una relación y ella la rechazó de plano. Nada podía hacer. Malhumorado y algo deprimido se dirigió a su habitación tratando de pode dormir.  A Rose, se le saltaron las lágrimas.  le había despedido fríamente y estaba muy lejos de sentir lo que le había dicho, pero sería la única solución antes de que fuera a más.

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