domingo, 22 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 29 -Chiquito Cienfuegos

Había nacido en Matamoros, pueblo mejicano fronterizo con Estados Unidos, en el seno de un hogar modesto, en un pueblo siempre atiborrado de gentes que iban y venían a cada lado de la frontera.  Camiones y filas interminables de coches que hacía desear  las islas desiertas.  Era un chico  de  raza  mejicana y  de origen español, y el mayor de cuatro hermanos. Su padre había muerto hacía tiempo y su madre sacaba adelante a su familia como podía. En realidad su nombre era el de Fernando, pero debido a la estatura alcanzada de pequeño, sus amigos le pusieron Chiquito y con ese mote se quedó.

 Era un inconformista que veía con envidia, los grandes coches que cruzaban la frontera derrochando dólares, bebiendo y consumiendo algo que no era precisamente tabaco.
Decidió que todo eso tenía que cambiar.  Estaba harto de miseria y de tener que hurgar en el monedero de su madre buscando unos pesos para pasar con sus amigos la tarde del sábado o del domingo, porque para los dos días no había.
Su pandilla estaba formada, en su mayoría por chicos que vivían más o menos como él, y como él estaban hartos de la situación.  El único trabajo que encontraban era trapicheando alguna cosa de poca monta. 
Uno de sus amigos dio un paso más allá y decidió que los yanquis  no venían a beber, sino a otra cosa que don Rigoberto Espinoza  les facilitaba y con él habló para solicitar su venta.


- Muchacho sólo te conozco de andar merodeando por donde están los míos.  No se quién eres, y esto no es para tomárselo a broma
- Deme una oportunidad no le fallaré

Y no le falló y subió como la espuma hasta casi ser socio de don Rigoberto.   A partir de ese día, tuvo sus propios empleados entre los chicos de la pandilla, entre ellos estaba Chiquito.  Pero el dinero fácil, también se gasta fácilmente  porque se piensa que no va a terminarse nunca, pero resultó que ya estaban fichados , que la policía seguía sus pasos siguiendo el rastro del dinero que gastaban sin sentido,  y en una noche de redada la policía se tuvo que ver con ellos, hiriendo a uno y muriendo otro.  Los demás escaparon y se dispersaron cruzando como pudieron al otro lado de la frontera.

Chiquito estuvo dando tumbos en busca de trabajo y robando fruta o lo que podía,  para poder comer.  Andaba de un lugar a otro.   Unas veces a pie, otras en algún camión que pasase y le llevara hasta otro lugar.  No sabía los días  ni a donde iría a parar.  Cuando ya estaba agotado y exhausto, como si fuera un milagro,  apareció ante él un rancho. Saltó la valla y continuó andando hasta que  se encontrara con alguien y pedirle  trabajo


No sabría lo que tenía que andar.  Aquello era inmenso . Sembrados de cereales a ambos lados del camino, y al fin un prado en donde unos caballos pastaban,  y un poco más retirado, al fin, una casa del rancho y los obreros sentados  tomando su almuerzo. Ya no podía más; estaba hambriento, cansado y deshidratado, y antes de llegar a donde ellos estaban, se desplomó en el suelo.  Corrieron todos a socorrerle y entre dos de ellos le llevaron hasta el galpón para que al menos descansara a la sombra.  Le dieron agua y comida, que devoró ante el asombro de todos.  Muchos de los obreros eran mejicanos, por lo que no tuvo problema al entenderse con ellos en castellano.
Una vez repuesto, les contó su peripecia, disfrazando la realidad y ocultando su verdadero nombre.  No quería tener problemas con la policía si se acercaban por allí

¿ Cómo te llamas ?- le preguntó uno de los braceros
- Chiquito Cienfuegos - respondió. y busco trabajo. En mi país no hay nada.  No tengo familia, así que allí no se me ha perdido nada. Decidí buscarme la vida como pudiera
- Quizás aquí puedan darte algo
- ¿ Con quién he de hablar?  Sé leer y escribir y las cuentas se me dan bien. He ido al colegio y he sido muy aplicado.  Mi padre murió y me dejó tres hermanos menores que yo, que  asuntos sociales se hizo cargo de ellos con la condición de que en cuanto pueda,  volveré a por ellos, me echaré novia y me casaré .  Ellos tendrán un hogar

Y de esta manera Chiquito entró a formar parte del rancho.  Efectivamente era listo y simpático y pronto se ganó la voluntad de todos, principalmente del dueño:  Thomas Patton.  Supo que tenía una hija casadera que estudiaba en Nueva York, así que echó sus cuentas para cuando ella regresase.
El contable del rancho cayó enfermo y hubo de ser hospitalizado.  Era la época de la cosecha y Thomas no daba a basto con las cuentas y el manejo del rancho.  Una mañana en la que estaba muy agobiado, le propuso  que le echara una mano hasta que el contable se repusiera de su enfermedad. Chiquito vio el cielo abierto y se dijo que al fin Dios había sido justo con él

Se hizo cargo de la parte administrativa, de los pedidos y del banco, en una palabra se convirtió en el brazo derecho de Thomas, que depositó toda su confianza en él.  Y pasó el tiempo y el contable no se recuperó y decidió dejar el trabajo y jubilarse aunque fuera antes de tiempo para poder disfrutar de la vida que le quedase.  Y de esta manera, se hizo dueño y señor de la parte más delicada:  el dinero. Trucó las cuentas, anotando más pagos y menos entradas de las debidas y abriendo una cuenta en un banco de El Paso para ingresar lo que se le "escurría entre los dedos".  El resultado, ya lo conocemos


Acudía  los fines de semana a un bar al que solían acudir sus compañeros solteros y allí bebía y disfrutaba de alguna chica .  Pero también escuchaba rumores de que estaba siguiendo la policía el rastro de un narco que había huido y creían que estaba por los alrededores. Estaba seguro que no era a él a quién buscaban, pero por si acaso se dejaría ver poco por allí y el primer día lunes con cualquier pretexto iría a El paso, sacaría el dinero del banco, y de madrugada de ese mismo día saldría de allí, sin dirección pero le daba igual un sitio que otro.  Ya encontraría sitio en el que recalar.  Y así lo hizo borrando cualquier rastro de su presencia por aquellos pagos.
Pasará mucho tiempo para que,  por una casualidad,  volvamos a saber de Chiquito Martínez

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