miércoles, 18 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 19 - Locura de amor

Se acercó a ella. La miraba con ojos abrasadores de deseo.  Hacía más de dos semanas que no se habían visto.  Vivieron en el rancho bajo el mismo techo,  aunque distanciados, se había acostumbrado a verla por las mañanas, y discutir con ella la estrategia a seguir con los asuntos de Thomas, a comer y cenar junto a ella, y a pasarse unos buenos ratos a escondidas de los ojos ajenos, también con ella. Al saber que estaba en la ciudad, no pudo contenerse y acudió a su encuentro que esperaba fuese volcánico.  La estrechó entre sus brazos y se besaron .  Los dos deseaban lo mismo.

-¡ Oh Rose ! Cómo te he extrañado. Creí que nunca llegaría el día de volverte a ver
- No te creo. Tienes mala fama.  Yo sólo soy una más
- ¿Me lo dices en broma? Sabes muy bien que no es así. Lo fue antes de conocerte,pero ahora sólo tú estás

Y volvieron a besarse y de nuevo su sangre ardía por volver a vivir nuevamente la noche en aquel hotel. La tomó en brazos y fueron hasta el dormitorio.  Tenían prisa por volver a unirse.  Estaban acelerados como si les faltase tiempo para ello, y al fin llegó el momento. James suspiraba diciendo su nombre; entre sus brazos tenía a la mujer que amaba, que sin darse cuenta, sin premeditarlo se había adueñado de su corazón, siendo lo mejor de todo  sentirse correspondido por ella, sin reservas de ningún tipo.  El momento era extremadamente erótico y a él  se dedicaron sin saber el tiempo, ni como, ni cuanto amor destilaban aquellos dos cuerpos  jadeantes.

Permanecían despiertos, con sus manos juntas, sin hablar aunque con sus miradas expresaban todo lo vivido.  A James le desbordaba lo que sentía por ella, antes nunca imaginado.   Al fin  el cansancio les rindió y durmieron abrazados como si fuera el último día de sus vidas.  James, era cierto, tenía fama de mujeriego entre todos aquellos que le conocían, y no les faltaba razón.  Pero había una diferencia, lo que sentía por Rose no era un pasatiempo, tenía a su lado a la mujer que deseaba fuera para toda la vida.  No sabía en que momento comenzó a surgir ese sentimiento en él, y qué le dio origen, pero eso era lo que menos importaba;  se querían y pronto formarían un hogar, aunque sabía que lo que la proposición que la haría,  iba a constituir una profunda discusión con ella.  No quería romper el hechizo que estaban viviendo, pero tenía prisa porque fuera suya definitivamente y todos las demoras del tema serían en su contra.  Así que cuando estuvieran más serenos, y uno frente al otro, sacaría la conversación sobre el trabajo de ella y trataría por todos los medios de que renunciase,aunque ciertamente, no las tenía todas consigo.

Era casi mediodía cuando Rose se despertó.  James la miraba disfrutando al ver su rostro querido y relajado, que le regalaba su sonrisa a modo de saludo. Se inclinó sobre ella y la besó ligeramente en los labios.  Estaba nervioso y al mismo tiempo ansioso por solucionar lo que le tenía en vela desde hacía tiempo.  La dio un cachete en el culo cariñosamente, al tiempo que se levantaba de la cama

- Vamos,chica dormilona, levántate.  Tenemos que hablar
- Oh James, ¡estoy tan a gusto !  ¿ De qué tenemos que hablar ?
- De algo muy importante para los dos, para nuestro futuro.
- Ha sido una noche fantástica, dejémoslo estar

Rose se imaginaba lo que quería tratar con ella y estaba segura de la respuesta que iba a darle.  Se lo había sugerido en más de una ocasión, pero no estaba dispuesta a hacerle caso por unos prejuicios absurdos e improbables.

-Sé lo que vas a decirme y la respuesta es no
- Pero ni siquiera he abierto la boca...
- ¿Si fuera al revés lo harías por mí? - le dijo Rose
- Si es importante para ti y para tu felicidad, sin duda que lo haría.  Te quiero por encima de todo y no deseo pasarme el resto de mi vida pendiente del teléfono en el que me anuncien que estás herida porque alguien te ha disparado.  Te lo he dicho muchas veces
- Es mi trabajo James.  Por el que renuncié a muchas cosas.  Es lo que siempre he querido hacer.  Tienes que tener la mente más abierta; no siempre te disparan, además no voy de patrulla, sólo acudo a hechos concretos y tú debieras saberlo
- Aún así no quiero que lo hagas.  Si es cierto que me amas, abandonarás ese trabajo.  Puedes trabajar en otra cosa que no pongas tu vida en peligro constantemente.  Si me amas lo harás
- No, no lo haré.  Nunca te pediría que tú lo hicieras. Eso no es amor, James, es sometimiento a tu voluntad.  prefieres vivir tranquilo a que yo sea feliz. Eres egoísta

- ¿ Egoísta yo ?  Sólo quiero tu bien
- Basta ya: no voy a hacerlo. Si no te conviene podemos dejarlo ahora mismo
-¿ Me estás diciendo que me vaya? ¿ Es eso, en verdad lo que deseas? ¿ Quieres decir que lo pasado esta noche no ha significado nada para ti ?
- Mira, interprétalo como quieras. Si,  ha sido importante para mí, pero ha sido sólo sexo.  Ninguno de los dos tenemos la obligación de atarnos para siempre.
- ¡ No me lo puedo creer ! Pero ya veo que estaba ilusionado  por algo inexistente para ti. Me ha dolido profundamente, pero no te preocupes.  Sigue con tu trabajo y quiera Dios que nunca tengamos que arrepentirnos.  No volveré a importunarte más;  sólo te deseo que seas feliz, y que al fin encuentres lo que tanto deseas que es subir el escalafón hasta lo máximo,sin importarte lo que dejas atrás.

Se lo temía,. y así había resultado.  Se metió en el baño, se vistió y sin a penas dirigirla la palabra, salió del apartamento para no volverla a ver.

Rose esperaba alguna llamada para hacer las paces,aunque bien era verdad que había sido ella la que planteara el alejamiento.  Pero era incoherente,no tenía porqué suceder los vaticinios hechos.  Llevaba mucho tiempo trabajando  en la policía y raras veces ocurría algún incidente, pero también era cierto que podían suceder.  Cuando sales a la calle no sabes lo que va a ocurrir, pero eso también ocurre en la vida normal.  Poco a poco se buscaba excusas, explicaciones a la preocupación de él, pero lo único real era que habían discutido fuertemente y roto su relación.  Ella le quería y no deseaba ese final, pero pensaba que los tiempos de tener que pedir permiso al marido para que la esposa realizara algo, habían quedado atrás hacía mucho tiempo.

Por sus compañeros casados conocía que un matrimonio o viviendo en pareja siendo policía, lo hacía muy difícil para el otro cónyuge, y muchos de ellos terminaban  separándose.  Le quería,quizá más de lo que hubiera imaginado, pero no quería ceder en eso, porque si él volvía a ser abogado defensor, sabía que le aguardaban muchas ausencias y momentos difíciles, y jamás se la ocurriría ponerle entre la espada y la pared.  Ya se le pasaría el enfado, pensó, pero aguardo días y días y la situación no cambió, y ella tampoco le llamaría.
Y así transcurrió el tiempo, demasiado.  Pensó que había sido una niñería por parte de ambos, pero lo cierto es que se habían distanciado, y lo  peor es que se habían acostumbrado a vivir el uno sin el otro,al menos aparentemente,porque en el carácter de Rose, todo había cambiado.  Ya no era la chica risueña y amable de otro tiempo y sus compañeros lo notaban aunque nunca comentaron nada.
Pero no sólo cambió su carácter también su vida cambiaría, y a medida que los días pasaban recordaba más a menudo los felices que pasaron juntos en el rancho,pero al hacerlo movía negativamente su cabeza para desechar  de su memoria lo vivido.
   Tuvo que acudir al médico para su revisión anual rutinaria y lo que la dijo, la dejó sin habla, con la mente en blanco y sin saber qué hacer .

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