viernes, 13 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 9 - Una cita con Rose

Su teléfono móvil echaba chispas mientras James dormía profundamente al lado de Meredith.  Ninguno de los dos escuchaba la chicharra que anunciaba su conexión.  Al otro lado, Frederick, se desesperaba por la informalidad de su amigo.  Sabía que esa noche se había corrido una juerga, porque de lo contrario nunca hubiera faltado a su palabra.  Se había ganado a pulso la fama de mujeriego, y nunca sentaría la cabeza.  Malhumorado, le envió un whatsapp desistiendo de hablar personalmente con él.  Había concretado una cita entre Rose y él un día concreto a una hora concreta.  El caso era urgente, no sólo por lo que se trataba, sino porque apreciaba a Rose, y sabía que estaba pasando por un mal momento.

James se despertó extrañado, después de consultar el reloj, que a esa hora, aún estuviera en la
 cama, y a su lado estuviera Meredith, enroscada en su cuerpo como la hiedra.  Se levantó y fue directo al baño; su cabeza aún no funcionaba bien. Habían tenido una noche bastante agitada y estaba hecho polvo, cansado y con la cabeza embotada.  Quizás una buena ducha se la despejaría.  Se vistió apresuradamente después de ver el recado que le había dejado Frederick.  Tenía el tiempo justo de llegar a tiempo a esa cita.  Había estado detrás de la agente de policía, ni se sabían las veces, y siempre ,  por distintas causas,  nunca había conseguido volver a verla.  Casi no se acordaba de ella. Estaría bueno que, ahora que por fin lo ha conseguido al cabo de tanto tiempo, fracasara su encuentro
Iba pensando,  mientras acudía al lugar de la entrevista,  cómo sería. Sólo la había visto el día que compareció en la sala y le pareció interesante.  Había deseado salir, al menos una vez con ella, pero nunca lo había conseguido, hasta hoy. Casi no se conocían, es decir : no se conocían en absoluto, y al menos ella, según el gesto que tuvo, no le fue agradable el defensor que la dejó fuera de órbita.
Dejó el coche en el aparcamiento del hotel en donde le habían citado,  y como su amigo le indicó,  se dirigió a la cafetería, estrujando su memoria para poder localizarla con una simple vista.

Y en un rincón apartado imaginó que sería la joven que miraba a través de un gran ventanal el pasear de las gentes por la calle.  Tenia medio vuelta la cabeza y no estaba muy seguro si se trataba de ella.  le pareció que si, y se aventuró a abordarla. A medida que se acercaba, la reconocía; efectivamente era quién había imaginado.  Y de golpe, a su memoria, acudieron las imágenes del juicio y lo impresionado que le dejó su rostro, a la vez, segura de si misma, y a ratos vacilante.

Al tenerla de frente la reconoció plenamente.  Su rostro no había cambiado, pero se había serenado algo más.  En ese momento ella giró su cabeza y ambas miradas se encontraron al cabo del tiempo.  Él sonreía amablemente.  Ella abría los ojos  con sorpresa; lo que menos podía suponer es que el amigo de Frederick, fuese el abogado que la dejó totalmente en ridículo.  Admitía que estaba cumpliendo con su trabajo, lo mismo que ella, pero se regodeó de ello, y justamente eso era lo que no la gustó. y ¡ lo que son las cosas !, sería justamente él quién tratara de echarla una mano.  ¿ Recordaría su cara lo mismo que ella ?  Sin duda, pero Rose se haría de nuevas a ver por donde respiraba el señor abogado defensor.

Y  James desplegó su magia, de nuevo ante Rose con una sonrisa espléndida que partía su cara en dos.  Y fue él quién recordó la situación creada entonces.  Se mostraba simpático y no le daba nada de importancia a la anécdota, porque eso sólo resultó un simple tropiezo , uno de los tantos que suceden en los juicios.  Pero ella no iba a ser menos y también recordó sus batallitas.  Ambos se relajaron y de ese modo iniciaron su encuentro.  Pero el caso no era broma y llegado el momento se pusieron serios.

- A ver...  Rose ¿ ese es tu nombre ?, explícame que es lo que os ocurre. Fred me ha dicho que estás muy preocupada.  Tranquilízate, lo arreglaremos.  Y ahora cuéntame, sin omitir detalle. Debo saberlo todo porque de lo contrario no podré defenderos

- Desde luego.  Sé que puedo confiar en tí- le respondió

Y poco a poco fue desgranando lo ocurrido desde el principio todo lo sucedido, hasta llegar a su deuda con Hacienda.  Llevaba un maletín con toda la documentación que obraba en su poder.  James echó un vistazo por encima y se quedó con ella, para estudiarla más detenidamente al llegar a casa. Mientras le detallaba el suceso, él la miraba detenidamente, pero a penas la escuchaba.  No podía apartar la vista de su rostro, y tuvo que carraspear en varias ocasiones para centrarse en lo que ella le estaba contando.  Y se dio cuenta el por qué, en tiempos, había tenido tanto interés en tener una cita con Rose.  Le cautivó entonces y ahora.  Se fijó más en sus ojos, que desprendían pequeñas luces cada vez que alguna duda la asaltaba. O los pequeños hoyuelos que se le formaban en la comisura de los labios cuando sonreía.
No sabía si era un rescoldo de la noche pasada con  Meredith, pero el caso era que cada vez que ésto sucedía sentía la tentación de besarla

- Por Dios, céntrate de una puñetera vez. No te estás enterando de nada- repetía su conciencia, pero era algo que no podía evitar
Lo que menos imaginaría en tiempo atrás, que al fin conseguiría una cita pero nada de romanticismo en ella, sino todo lo contrario.  Pero se le ocurría que, ahora sí con la excusa de este asunto, por fin podría salir con ella a cenar o simplemente a pasar un buen rato.  Esto último le gustaba más porque sabía cómo sería el final de la noche.  Pero Fred le había dicho que era una chica formal y las circunstancias no estaban para juegos de alcoba. En todo caso, si se diera la ocasión, sería más adelante, cuando todo estuviera resuelto.

Rose había terminado de explicarle algunos términos y esperaba su respuesta, Pero James había viajado hasta Babia y  no se estaba enterando de nada.  Se produjo un silencio, mientras Rose le miraba fijamente aguardando su respuesta, que no llegaba
- ¿ Qué demonios le ocurre ?  No me escucha - se dijo enfadada

Aguardo paciente a ver si él bajaba de la nube en la que se había instalado, pero como eso no ocurría, le tocó suavemente el brazo

- Perdón, estaba escuchándola pero ha dicho algo que me ha dejado pensando- es la excusa que se le ocurrió en ese momento.  No podía decirla que se había distraído pensando lo exquisito que seria besar los hoyuelos de su boca
- ¿ Que ha sido lo que he dicho? - dijo Rose
-No sé exactamente, pero no importa.  Esta noche lo revisaré todo a fondo y me pondré en contacto contigo. ¿Y al estafador, le has denunciado?
- ¡ Vaya de repente me tutea ! - pensó Rose-.  No sé nada. Mi padre quiere que lo deje estar, pero yo no. Y en cuanto solucionemos lo del Fisco, me pondré a averiguar lo de ese individuo. Ya he hablado con mi antiguo jefe, y me ha prometido ayuda.  Pero primero es ésto, porque además es lo que más angustia a mi padre.
- Comprendo.  Todo a su debido tiempo. Y cambiando de tema.  Te invito a comer
- De acuerdo.  Vale - respondió ella sonriendo.

James volvió  su mirada hacia los hoyuelos de nuevo, y un latigazo le recorrió el cuerpo y sus hormonas se pusieron de pié inmediatamente. ¿ Qué significaba aquello?  Nunca le había pasado con nadie, con  ninguna,  por extraordinaria belleza que tuviera, pero ésta chica es fruta prohibida y las otras no.  He ahí la respuesta


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