domingo, 22 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 28 - Rancho Patton

A medida que se iban acercando,  James se  aferraba más el volante como si ello pudiera hacer que los kilómetros pasasen más aprisa.  Los chicos gritaban a pleno pulmón la música, a veces ratonera, que escuchaban, pero James, lejos de molestarle, era como si no les escuchara sumido en sus propios pensamientos.
 Y a lo lejos de la carretera, allí estaba, impresionante, lleno de flores, tal y como lo recordaba. Con la fachada colonial, igual que entonces, como si nada hubiera cambiado.  Como si la paz que recordaba , hubiera vuelto de golpe a su espíritu.
 Los chicos le miraban sorprendidos al ver que, parado ante la entrada, no se atrevía a llamar.  De pronto la puerta se abrió y Zulma, al verle, ahogo un grito de alegría. Cuántos años, y cuántas cosas habían sucedido desde que él estuviera allí.


- ¡ Señor James ! - exclamó sorprendida al tiempo que le tendía la mano
- Zulma, ¿ tan ceremoniosa ?  Cuando me fui me abrazaste  ¿no vas a hacerlo ahora ?
- ¡ Ay señor, cuántas cosas han pasado desde entonces !
-Si, me enteré del fallecimiento de Thomas, por un amigo de un amigo que coincidió conmigo en Boston.  Lamenté profundamente no  venir.  Lo supe cuando ya habían pasado varios meses.  De todas formas debí venir antes, pero era complicado, y ahora también lo es.  En fin ya tendremos tiempo de charlar con calma. ¿Don....

No dio tiempo a terminar la frase  que preguntaría por Rose.  Una risa infantil se acercaba corriendo y chillando nerviosa. Un torbellino de cabello claro venia llamando a Zulma, y tras ella  alguien corría sofocada y también riendo:  Rose.  James, sorprendido, se  quedó mirando a la niña sin poder pronunciar palabra. Sólo atinó a preguntar

-¿Quién es ? - Zulma supo a quién se refería, pero no debía decir nada, no la correspondía, y le respondió displicente

- Oh, es la hija de Rose que está jugando con ella.

Aquellas palabras retumbaron en su cabeza lo mismo que un mazazo; sus peores augurios acababan de cumplirse.  Estaba casada y era madre de una niña, preciosa.  No pudo decir más, Rose se acercaba con la misma sorpresa en su cara que él debía tener.  La sonrisa se borró en el rostro de ambos, no atinaban a pronunciar palabra, y fue ella la que primero se decidió a hablar

- ¿ Qué haces aquí ? ¿ Acabas de llegar ?
- Si,  y vengo a verte, claro - respondió él
- ¿ Por qué ? ¿ Pasa algo? Creo no tener nada pendiente con la Justicia y la hipoteca casi terminada de pagar, así que no tendiendo

James no sabía qué decir, no podía hacerlo con la verdad de su intención y  se le ocurrió nombrar el contencioso de la estafa.  Rose entonces, miró a los jóvenes que le acompañaban y se dio cuenta de que eran los mismos que habían estado allí  con el mismo asunto, pero no fue eso lo que llamó su atención sino que recordó de qué les conocía: el juicio.


Dirigió de inmediato la mirada hacia James en señal de malestar, pero a penas entreabrió los labios, los volvió a cerrar sin comentar nada.  De manera que lo explicado por los muchachos referente a otro cliente se trataba de James No lo entendía, aparecer ahora, de improviso al cabo del tiempo con esos dos muchachos  ¿por qué,   para qué ? Que ella supiera,  a él no le habían hecho ninguna estafa.  Había avivado viejos sentimientos, y otro nuevo se abría paso rápidamente en su cabeza: Ada.  Tendría que decirle la verdad.  No tendría excusa y además había pasado el tiempo.  Su pretexto sería el ignorar su paradero, pero ahora le tenía allí mismo,. delante de ella. Y observó su rostro que no sonreía, sino que la miraba fijamente con algo de tristeza.
Y entonces bajó de la "nube"; algo debía decir

-No es necesario que indagues más.  He tirado la toalla y además quién más lo agradecería no está aquí para verlo.  Ya no importa
- Si, si importa.  Han habido otras personas  afectadas directa o indirectamente  y no puede quedar impune. Tenía ganas de verte y ahora que estoy libre, vuelvo a Nueva York y creí que debía explicarte algo.
- Tienes razón, hemos de hablar sobre cosas ocurridas durante este tiempo, pero ahora no es el momento oportuno.  Tengo trabajo


- ¿ Es tu hija ?- dijo dirigiéndose a la niña que estaba dristraída con Zulma y los muchachos,  que prudentemente se habían alejado de ellos
- Si, lo es y...  Bueno,  entrad en casa.  Zulma os dirá las habitaciones que debéis ocupar.  Supongo que estaréis cansados
- No te preocupes, tenemos reservas en un hotel en El Paso.  Sólo hemos venido a saludaros.  Ya hablaremos con más calma

Le parecía imposible sentir la frialdad tan extrema por parte de ella.  Claro que lo cierto era que tenía que estar dolida sobre todo por no haberla llamado cuando falleció Thomas, lo que no sabía es que él lo ignoraba, pero ya habría tiempo de aclarar todo.  Regresarían de inmediato a la ciudad, no podía resistir más indiferencia .  Había hecho el viaje en vano, con esperanza e ilusión, pero todo eso había desaparecido de un plumazo  Hizo un gesto con el brazo indicando a los muchachos que se marchaban y los hermanos se miraron extrañados de la visita que estaban haciendo.  Zulma tampoco lo entendía;  creyó que al menos se quedarían a comer, que todo lo hablarían entre ellos y las aguas volverían a su cauce, pero estaba visto que no era así.

Era una situación de lo más extraña.  Estaba enfadada ¿ por qué? ¿ por haber venido a verla ? No sólo por eso;   había aparecido de la nada con una excusa pueril que a todas luces se notaba que era mentira.  Se moría de ganas por correr y abrazarse a su cuello, pero se mostraba tan indiferente como si  solo hicieran cinco minutos que se hubieran separado.  Eso es lo que la dolía, que ni siquiera hubiera hecho intención de abrazarla.  Si así hubiera sido, se lo hubiera perdonado todo.   Le diría" es tu hija" y ahí hubiera terminado  ese tiempo de amarguras e inseguridades, de soledad y tristeza, pero ni siquiera se movió del sitio en el que estaba parado


- ¿ A qué demonios ha venido? ¿ A remover viejas heridas? ¿ Se habrá dado cuenta de mi actitud? ¡ Claro que se ha dado cuenta,! ha sido más que evidente.  No me importa si lo ha hecho; yo también estoy dolida.  Se marchó sin decir nada.  No he sabido nunca qué fue de su vida, así que estamos en paz. Seguro que durante todo este tiempo no ha estado nunca solo,  alguien le habrá hecho compañía, hasta puede que se haya casado.  Pero cuanto más lo pienso menos entiendo este viaje.

James y los hermanos, se introdujeron en el coche.  Antes de eso, se despidieron tan fríamente como habían llegado, excepto Zulma, que sí les abrazó.

- Te dejo mi número de móvil por si tienes que ponerte en contacto conmigo. Estaremos un par de días. Bien, pues hasta la vista.

Arrancó el coche  y se perdió de vista por la carretera.  Ninguno de los tres hablaban  y en el ambiente se notaba algo tenso.  Los hermanos se miraban y entendían que algo extraño había entre ellos porque no tenía explicación ni el viaje, ni el recibimiento dispensado.  Además el rostro de James, había cambiado totalmente.  La había dicho que tenían reservas en un  hotel de El  Paso, y no era cierto. ¿ Significaría  que volverían a casa ?  James no hablaba y ellos no se atrevían a entablar una conversación, ni a preguntar nada.
Llegaron a El Paso y reservó habitaciones  en un hotel.  Los chicos se miraban embobados;  nunca habían estado en un lugar como ese.  Ignoraban lo que ocurríria y si regresarían al día siguiente, pero de lo que estaban seguros es que la experiencia de estos lugares y de este viaje  merecía la pena vivirla.

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