jueves, 19 de septiembre de 2019

El orden y la Ley - Capítulo 20 - Noticias encadenadas

Tuvo que sentarse en la sala de espera de la consulta y que una enfermera la diera un vaso de agua para que volviera en sí.  No se había llegado a desmayar, pero estuvo a punto:  iba a ser madre. Ni en mil años pensó que aquello pudiera ocurrir, pero a su memoria llegó el recuerdo de su última noche juntos, de la pasión vivida sin protección, y el resultado sería que,  al cabo de unos meses tendría el fruto entre sus brazos.  Era incapaz de pensar en nada porque las ideas se le agolpaban, todas a un tiempo, en su cabeza.  No sabía qué hacer, a quién recurrir, con quién comentarlo.  Y su nombre estalló con fuerza en su cabeza:  James

- Si, eso es, hablaré con él y seguro que todo queda en el olvido.  Quería formar una familia conmigo y eso ya está en camino.  Pero lo cierto es que han pasado los días y nuestra situación no ha cambiado ¿ Qué no ha cambiado? ¡ Ya lo creo, vamos a ser padres!  Pero eso no puede ser.  Con mi trabajo  no puede ser. ¿ Abortar ? Eso si que no me lo perdonaría nunca ni él ni yo. Pero  ¿qué voy  hacer? Hablaré con él. Hablaré con la comisaría, con mi jefe, y le diré que no me encuentro bien, y que no puedo ir a trabajar.  eso es, iré a casa y tranquilamente le llamaré y se lo diré. ¿ James, estará en algún juicio.? ¡ Dios mio,voy a volverme loca !

Cuando llegó a casa lo primero que hizo fue respirar profundamente.  Estaba muy nerviosa y necesitaba calma para hablar con él. Tendría que pedirle disculpas, ir allanando el camino para por último soltar la bomba. Eso haría; tenía que tener serenidad.  Tragó saliva y marcó en su móvil el número de James, pero toda la respuesta que obtuvo es que lo tenía desconectado.

-Llámame en cuanto puedas.  Quiero escuchar tu voz, deseo hablar contigo -

Fue el mensaje que le dejó y había tratado de ser suave como pidiéndole perdón. Pero ni esa noche, ni los días siguientes recibió ninguna llamada de parte de él.  Llamó al bufete en el que trabajaba cuando se conocieron y allí le dijeron que se había trasladado a Boston e ignoraban  el tiempo que tardaría en regresar.  Esa respuesta la dejó intranquila.  Seguramente ni siquiera trabajase para ellos sino en otro despacho que no le quisieron decir. Y ahora ¿ qué haría ? ¿cómo averiguarlo?. ¿Buscar la lista de todos los que hubiera allí?   El suelo se hundió a sus pies ya que no encontró la solución pues habría cientos, pero de relevancia posiblemente unos pocos y en alguno de ellos James estaría.  Buscó en Internet, pero tuvo que dejarlo al no obtener resultado alguno.

 Ni siquiera se le pasó por la cabeza la segunda opción: el aborto.  Lo tendría pasase lo que pasase, porque eso si que les distanciaría definitivamente.  tendría alguna ocasión para comunicarse con él.  Quizá en el Juzgado, en algún caso.  pero claro si vivía en Boston, no coincidirían nunca

-Nunca volveré a verle.¿ Cómo pude ser tan estúpida ? No quise dejar mi trabajo y ahora tendré que hacerlo dentro de nada. ¿ Qué le diré a papá? ¿ Tendré que refugiarme en el rancho ?

Eso sería lo más adecuado:  esconderse allí y ser la comidilla de todos.  Escondió su cara entre las manos y rompió a llorar. Estaba muy confundida y sin saber a quién recurrir; tenía tiempo hasta que la criatura naciera.  Ni siquiera ella notaba cambio alguno en su cuerpo

- No seas estúpida ¿ qué cambio vas a notar si será como una almendra?

Y ese pensamiento la tranquilizó un poco.  Aún tendría tiempo para pensar en ello y en lo qué hacer.  De momento seguiría con su vida adelante hasta que llegase el momento de no poderlo ocultar. Ya vería qué excusa daría para cambiar su trabajo por el de oficina, porque ahora sí que no podría hacerse cargo de ningún caso.  Todos los planes trazados para su futuro, se habían frustrado de repente. Y  recordó que se había prometido descubrir al que les estafó, algo que había olvidado por completo. Si tuviera que trabajar en la comisaria, en los despachos, probablemente le sería más fácil buscarle por los ordenadores policiales,.  Estaba segura que no era la primera estafa que hiciera y quizá con suerte encontrase algo.  Suspiró algo aliviada; había tenido un día de mucho estrés y esa idea la relajó mínimamente.

Con todo lo sucedido, iba a ser muy difícil conciliar el sueño aquella noche, y no podía tomar ninguna pastilla. Ahora debía tener mucho cuidado con lo que comía o bebía. E imaginó cómo sería su "almendrita", y una ternura inmensa la invadió de repente que hizo que sus ojos se llenasen de lágrimas.  Descartó en ese momento el plan B:  tendría a su hijo aunque tuviera que hacerlo ella sola. Y tras mucho pensar y con su mano en el vientre y el rostro de James en la imaginación, tras muchas vueltas en la cama, se quedó dormida.
Al despertar, lo primero que recordó fue el problema que tenia y decidió que de momento nada diría en el trabajo, pero sí eludiría con cualquier pretexto el riesgo que pudiera tener. Ahora comprendía lo que James quiso advertirla, pero  lo que menos podía imaginar es que surgiera un embarazo no buscado.
Y así el tiempo iba pasando y ninguno de los problemas que tenía pendientes se solucionaba. Seguía sin saber el paradero de James ni el personaje que estuvo a punto de hacerles perder el rancho. Pareciera que los dioses del Olimpo se aliaban con su suerte.

Ya estaba a punto de cumplir el cuarto mes de embarazo y tenía asumido que tendría que afrontarlo en solitario. Aún no se lo había dicho a su padre y esa noticia si que no sabía como encajarla.  Pero todo se precipitó aunque Thomas no llegó a saberlo nunca

El repiqueteo del teléfono la despertó bruscamente una madrugada.  La costaba conciliar el sueño, pero ese día, probablemente por cansancio, el sueño la había vencido.  Con voz somnolienta atendió la llamada

- ¿ Quién llama ?
- Niña, soy yo, Zulma
-¿ Qué ocurre. ¿ Mi padre ? - De un salto se incorporó en la cama totalmente despierta
- Si niña. Está muy malito
-¿ Pero qué ha ocurrido ?
-Salió por la mañanita y al ver que tardaba, Pedro salió a su encuentro porque presentía algo. Cuando le encontró estaba desvanecido-  Enseguida avisó y una ambulancia rápidamente les llevó al hospital, pero...
- Pero ¿ qué ?  Dímelo por favor
- Se muere, niña.  Ven pronto

La voz no le salía de la garganta, no podía ser verdad: su padre se moría

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